Capítulo 7: Acercamiento

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Hinata se encontraba saliendo del baño después de su ducha que fue lo contrario a relajante. Se puso una remera de mangas largas para que Kageyama no notara los numerosos cortes. Tenía que tener cuidado.

Se secó las lágrimas, las comisuras de sus ojos ya se hallaban irritadas de tanto frotarlas, mientras intentaba hacer desaparecer ese deseo de querer tomar el cuchillo ahora mismo y lastimarse.

Respiró profundo y volvió a la sala.

— Kageyama, ya terminé...

El nombrado dirigió la vista hacia él y se encontró con el pequeño recién bañado. Este tenía la detestable remera manga larga, la cual le quedaba un poco grande, sus pantalones cortos y una toalla alrededor de su cuello para secar sus mojados rizos naranjas.

Debía admitirlo, le parecía tierno.

— Em, ¿la ducha sirvió? — preguntó, tratando de reprimir sus pensamientos.

— Creo que sí  — intentó decir sin trabarse por los nervios que lo carcomían.

Hubo un silencio algo incómodo entre ambos, demasiado tenso que se podía cortar con un cuchillo. Sinceramente era una situación extraño, a este punto ya no sabían qué decir.

— Yo me iré...Es tarde y seguramente se deben estar preocupando de que no llegué — dijo el azabache mientras tomaba su bolso de vóley.

— Ah, sí, claro. Te abro la puerta.

Se dirigió hacia la entrada y atrás lo seguía el pelinaranja, con su mirada perdida en el suelo, pero en un momento paró en seco su caminar.

El más alto al no oír sus pasos repentinamente, se dio media vuelta confundido. Su amigo se veía tambaleante y con una mano sosteniendo su cabeza como si le pesara.

— ¿Hinata? — arrugó el ceño sin entender, hasta que vio como sus piernases fallaron, provocando que se desvaneciera — ¡Cuidado!

Tobio reaccionó agilmente y lo atrapó antes de que impactara fuertemente, tratando de ponerlo de pie sin éxito, así que ambos terminaron arrodillados sobre la madera. Lo soltó de a poco para darle espacio y que pudiera tranquilizarse.

Shoyo apoyó sus dos manos en el suelo como sus pilares para aguantar su propio peso, sus pupilas avellanas clavadas en el suelo y empezó a respirar muy fuerte, de forma entrecortada y rápida. Su garganta también picaba como si hubiese comido picante, dándole paso a la tos que no se detenía.

— Hinata — lo llamó alterado.

Seguía tosiendo mucho. Con una de sus manos tomó fuerte su remera en la zona del pecho. Le dolía mucho allí, sentía su corazón hundirse, siendo encerrado en una jaula.

Estaba hiperventilando.

Kageyama preocupado intentó calmarlo.

— ¡Miráme! Tranquilo — lo obligó a levantar la vista para que sus miradas chocaran— Respira hondo y exhala despacio, hazlo.

Hinata seguía hiperventilando, apenas podía registrar las palabras que le estaban diciendo, a la vez que luchaba con un nudo que cortaba el libre paso del aire. La horrible sensación incrementaba sus desesperación y no podía hacerlo.

— ¡Oye!, tranquilo...respira y exhala despacio — le indicaba mientras lo tomó de los hombros.

El pelinaranja finalmente miró esos ojos penetrantes que ahora se estaban posando en él e intentó buscar calma en ellos, buscando poder seguir los ejercicios de respiración.

Progresivamente lo fue consiguiendo, ya respiraba con más normalidad y su alma volvió al cuerpo.

El azabache al ver que estaba mejor, soltó su agarre y lo escaneó al contrario minuciosamente de arriba a abajo. Se encontraba muy pálido, sudando por el reciente ataque, con dolores de cabeza y su cuerpo no paraba de temblar.

Aʏᴜ́ᴅᴀᴍᴇ... | KᴀɢᴇʜɪɴᴀWhere stories live. Discover now