vii. no es una cita ; parte 2

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Oficialmente el sofá de su habitación era propiedad de Todoroki

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Oficialmente el sofá de su habitación era propiedad de Todoroki. Incluso cuando él se iba a su casa, el cuarto terminaba oliendo al perfume que el tipo usaba. Ni siquiera aspirando o limpiando tres veces por semana podía eliminar el hecho de que básicamente el hijo menor de Endeavor había optado por tomar la casa de los Bakugou como segundo hogar. 

—Perdón si siempre termino viniendo en los momentos menos adecuados —Todoroki dice, justo cuando se sienta en el mueble mirando directamente a Bakugou, quien buscaba su toalla para tomar un baño tras una tarde de limpieza exhaustiva.

—No es como si pudiera correrte de aquí, mi madre te adora más que a mí. 

—¿Es así?

Katsuki logra ver un atisbo de felicidad en los ojos del otro muchacho. Chasquea la lengua enfadado por ello, sin siquiera responder a su cuestión. Llevan tres años conociéndose de los cuales, dos y medio han sido toda una travesía donde ambos sin querer han aprendido absolutamente todo el uno del otro. Aunque Kirishima tenga el primer lugar en visitas a la casa de loa Bakugou, nadie le quitaba el puesto a Todoroki sobre el número de pijamadas improvisadas que había provocado gracias a la dualidad para nada inesperada de la familia que se cargaba. 

—Veo que quitaste tus figurillas de All Might de los estantes, ¿por qué? —pregunta entonces Todoroki, provocando que al rubio se le crispen los cabellos de los nervios. 

—¿Crees que no he visto cómo observas mis cosas? No lo sé, las guardé para que no las robaras, quizás. 

—Mi padre no permitía que tuviéramos mercancía de All Might en casa cuando éramos niños, ya sabes... Su época de odio injustificado para cubrir sus verdaderas emociones —confiesa Todoroki en lo que parece ser una especie de anécdota amargamente divertida—. Gracias por considerarlo. 

—No lo hice por ti.

—Yo creo que definitivamente sí. 


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