06: «Imaginación »

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Una de las cosas que Michael más destacaba de sí mismo era su creatividad. Le gustaba pintar, dibujar, improvisar con su guitarra y batería, le encantaba escribir. Su madre siempre había amado cada uno de sus talentos, gracias a ella siempre tenía materiales o dinero para comprar accesorios o repuestos para sus instrumentos, o también nuevos materiales para dibujar y pintar, aunque su padre jamás le prestó atención a su creatividad y solo se encargaba de reprenderlo por sus irresponsabilidades y por no destacar en la escuela.

Michael sabía perfectamente que lograría entrar a una universidad pese a sus calificaciones, pues su apellido era conocido y su papá era un gran accionista de una de las mejores universidades en Sídney, así que con una llamada, él podría tener fácilmente una vacante y su papá podría comprar el silencio de toda el área de admisión si es que lo deseaba. Michael, de todas formas, estaba seguro que podría entrar a la universidad donde estudiaba Ashton, incluso ser parte de la fraternidad y compartir un par de años juntos antes que el mayor termine sus estudios.

Había cenado con su madre, ella le comentó que se sentía demasiado orgullosa de su disminución en las salidas nocturnas a fiestas, que amaba su cabello negro y que también estaba feliz que hubiesen avances con Calum. Michael solo sonreía y asentía, quedándose tranquilo por darle paz a su madre, además de que estaba tan relajado cuando su padre se ausentaba por viajes inesperados.

Aunque estaba convencido que el estúpido de su progenitor tenía una nueva y joven amante y que por eso aquella semana se ausentaría.

Ahora estaba en su habitación, tranquilo, fumando un poco de marihuana para poder dormir pronto. Su mirada estaba fija en el techo de su habitación, mientras una canción de David Bowie se reproducía en sus parlantes y las luces de colores de su habitación, cambiaban según los bajos de la canción. Intentaba que el humo se quedara tiempo suficiente en sus pulmones.

Y en ese momento Michael recordó que no solamente destacaba su creatividad, sino también su imaginación.

Recordó que siempre amó ser alguien solitario, pues su imaginación lo llevaba a lugares tan únicos que ser acompañado por otra persona era imposible. Le gustaba estar solo en su habitación, solo en los parques luego de la escuela cuando era más pequeño. Amaba ir en el auto con su madre en absoluto silencio y ahora, que era mucho mayor, amaba drogarse y viajar a otras dimensiones.

Ahora viajaba entre sus recuerdos y se instaló otra vez la conversación con Luke. Como le observaba, como lo había analizado tal cual Michael lo hizo con él. ¿Era un libro abierto o compartían la manía de analizar personas?

Eso explicaría muchas cosas, como por ejemplo el momento en que se vieron por primera vez, cuando lo primero que Michael captó de él fue su ancha espalda, luego sus rizos que tenían diferentes tonalidades de cabellos dorados, unos más oscuros que otros. Sus ojos azules eran penetrantes, ya le habían entregado la advertencia que era alguien demasiado racional, precavido, misterioso. Sus facciones marcadas, duras, como si no riera seguido, pero tampoco llorara. Como si le costara demasiado trabajo expresar lo que realmente siente. Quizás iba de la mano  con su edad, a simple vista era fácil de notar que era mucho mayor que Michael, eso se traducía a muchas experiencias, a sabiduría por aprender de errores y dolores que se quieren evitar a toda costa. Luego su voz, dura y grave, pero que desprendía cierta calidez  cuando estaba con él, vibraciones que recorrían el cuerpo de Michael de pies a cabeza, que lo descolocaban.

De verdad creía que Luke solo era un simple dueño de una tienda, como hay personas dueñas de tiendas de ropa, de joyería, de productos asiáticos. Luke era un simple dueño de juguetes sexuales en la mente de Michael, para nada se trataba de un sexólogo, de un experto en el sexo, en experiencias, en entregar ayuda. 

How to sin?  » MukeWhere stories live. Discover now