V: Progresos y sorpresas

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Harry llevó a Pansy hasta su habitación mientras se besaban, no se movían tan rápido como la última noche; está vez iban con calma, disfrutando del contacto con el otro. Tal vez eran simples besos, pero Harry sentía que era más que suficiente.

—Eres increíble, ¿Lo sabías?

—¿Por qué?

—Con Teddy, sabes cómo controlarlo. Eres mejor que yo en esto de la crianza infantil, hace todo lo que le dices sin siquiera protestar. La última semana he tenido más contusiones y golpes que en la guerra.

—No seas exagerado. Es solo un niño.

Estaban sobre la cama, hombro con hombro sin mirarse al rostro. De esa forma era mucho más fácil, la vergüenza no era percibida tan fácilmente y los sonrojos pasaban desapercibidos.

—Sí, pero es uno muy difícil. ¿Crees que podré hacerlo? ¿Cuidar de él, darle lo que necesite?

—Harry...—Era la primera vez desde que se conocían que se dirigía hacía él por su nombre—Creo que ese niño tiene mucha suerte de tener a alguien como tú, sé que estará muy bien aquí. Le darás todo el amor y la comprensión que necesita, pero primero deberás ganarte su confianza.

Él no dijo nada, se limitó a besarla porque le provocaba hacerlo, porque estaba sobre su cama luciendo muy hermosa y dándole el apoyo que necesitaba en ese momento.

Cuando el beso comenzó a volverse más intenso, Harry le quitó la camisa haciéndola perderse entre el mar de cosas que había esparcidas en un rincón de la habitación. Se aseguró de mimar su cuello y pechos de atenciones antes de descender hasta su abdomen.

No pudo llegar más lejos porque en ese instante recordó la cicatriz que había notado la última vez que la había visto. Tocó la herida con los dedos provocándome un escalofrío Pansy. Ella se llevó la mano por instinto a la herida encontrando allí la de Potter, se aferró a ella con fuerza como si no quisiera soltarlo para evitar que volviera a tocarla en ese punto.

—¿Qué te pasó aquí?

—Nada. —Pansy se las arregló para salir de debajo de él y comenzó a buscar su camisa—Es mejor que me vaya a mi casa.

—No. Quédate, por favor. No te vayas.

Ella lo miraba desde la puerta incrédula. ¿Cómo era posible que Harry Potter fuera tan endemoniadamente lindo y agradable con una persona como ella?. Él se levantó de la cama y caminó despacio hasta llegar a Pansy, con delicadeza la guió de vuelta a la cama donde se sentaron hombro con hombro como habían estado antes.

—No tienes que decírmelo ¿Si? Pero no te vayas.

Cuando la postura comenzó a pesarle a ambos, se acostaron mirando el techo; podían rozarse las manos, él se aseguraba de acariciar la suya con cuidado. Tenía miedo de su reacción, como si ella fuese a saltar de la cama en cualquier momento.

—¿No te molesta?

—¿Qué cosa?

—Que sea una mortífaga. ¿Quieres que esté cerca de Teddy, aún sabiendo que pertenecí al bando equivocado?

—No me importa.

—Estás loco.

—Puede ser. —Pansy se giró y él fue tras ella para abrazar su cintura—No digo que tengamos que casarnos, ser pareja...ni siquiera novios. Yo solo sé que quiero que estés cerca de mí y de Teddy. No me importa lo que hiciste en el pasado, me interesa lo que haces ahora.

—Harry tú no sabes las cosas que llegué a hacer, no sabes que tan lejos tuve que llegar. Eso puede quedar en el pasado para ti, pero para mí es una realidad que siempre estará muy presente.

Amor entre serpientes y leones: Hansy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora