CAPÍTULO IV: El dormitorio

4.1K 101 6
                                    

La pizza llegó a tiempo para que papá saliera de su habitación, vestido con una camiseta sin mangas y un par de boxers holgados. Ross, Tom y yo ya habíamos limpiado el desastre, fue una muy buena idea colocar una toalla debajo, pero eso no cambiaría el hecho de que nuestra temperatura estaba por los cielos, intercambiamos miradas, deseándonos fugazmente uno al otro mientras admirábamos la apariencia de nuestro padre. Había salido de su habitación corriendo para lograr pagar el pedido y quitarle las pizzas al repartidor, las trajo a la mesa y nos indicó que podíamos hacer acto de presencia.

— Eso huele bien — Sonreí oliendo aquel cautivador aroma suave de la pizza.

— Aquí tienes, Tom... Ross... y Cody — dijo entregando a cada quien una rebanada de pizza.

Nos sentamos en el sofá, encendimos la tele y agregamos nuestra cuenta de Netflix para comenzar a ver algunos episodios de Anne con E mientras nuestro cansado cuerpo recuperaba energía. Había sido un día tan largo, pero no podía evitar pensar en que Gillbert se parecía mucho a nuestro primo Lucas, eran iguales, excepto por el hecho de que pasamos prácticamente toda nuestra infancia juntos, unos maravillosos recuerdos, he increíbles momentos, pero nada como esto, tal vez uno que otro beso y manoseo en el cuarto de su casa. A pesar de la ardua necesidad y deseo pecaminoso que exhalaban nuestros cuerpos deseosos de joder, todos estábamos bastante tranquilos y cansados, incluso papá, si él estuviera haciendo lo mismo con nosotros apuesto que estaría dormido justo ahora.

Finalmente, papá decidió irse a la cama como esperábamos. Todos lo abrazamos y le deseamos buenas noches antes de que se fuera a su habitación, pero en cuanto cerró la puerta de su habitación el ambiente de tensión cambio.

— Joder, papá está tan rico — Suspiré cuando la puerta se cerró.

— Sus brazos son tan grandes y su trasero me encantan, me arrodillaría para él si me lo pidiera — concordó Ross.

— ¿Su trasero? — Reproche con ironía — su enorme bulto es lo que me pondría de rodillas.

— Creo que deberíamos irnos a la cama también — Tom sonrió.

— Sí, creo que tengo un poco de sueño — Dije bostezando y bromeando para irritarlo.

— Está bien, está bien, idiotas cachondos, vamos — Ross se rio mientras nos levantamos ansiosos y nos adentrábamos a mi habitación.

— Oigan, ustedes tuvieron una ventaja estos dos días, tengo que ponerme al corriente — justificó Tom.

— Bueno, ven aquí — dijo Ross antes de darle un beso a Tom.

Vi como ambos comenzaron a besarse, acaloradamente, mientras yo cerraba la puerta con seguro detrás de mí. Tom ya había comenzado a levantar la camisa de Ross por la cabeza desvistiéndolo, mostrando su verdadera naturaleza, su erótico cuerpo.

— Joder, ustedes dos sí que son tan calientes — Dije, mirándolos.

— Ven acá — dijo Tom jalándome para unirme al beso.

Nuestros tres pares de labios empezaron a jugar entre sí, apasionadamente, mientras mis manos y las de Tom recorrían los abdominales de Ross, saboreando su cuerpo con solo nuestro tacto. Nuestras lenguas lucharon descuidadamente, haciendo que nuestros labios se mojaran con la saliva del otro.

— Oh mierda, estoy tan caliente...— murmuró Tom.

Ross puso su mano sobre la tienda obvia de Tom, sintiendo aquella rigidez de aquel creciente bulto.

— Mmm, sí que lo estás — sonrió.

Tomó su camisa y se la puso sobre la cabeza. Por primera vez, Ross y yo finalmente pudimos mirar el cuerpo de nuestro hermano, su bonito conjunto de abdominales y pectorales en su suave cuerpo muy bien definido, era espectacular.

Dinámica FamiliarWhere stories live. Discover now