Act. 12. Aprovechamiento pasado

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— ¿Nunca salías en New York?

—Sí, pero nunca salía mucho a la calle. No a pie.

Alastor y Angel caminan juntos por la calle. Alastor se realizó su usual maquillaje para salir de forma casual, las gafas de cristal rojizo para protegerse del sol y ancha sonrisa; Angel mantiene los brazos atrapados bajo su ajustado corsé. Lleva un vestido en corte V que permite ver su pecho, una estola blanca y un sombrero de ala alta.

Collares de perlas al igual que los zarcillos, con apenas un brillo tenue en los labios. Son un par visualmente llamativo para todos quiénes los miran. A final de cuentas, el cabello y orejas de Alastor no se disimula y tampoco lo hace la poca piel descubierta de Angel, con una ligera e imperceptible capa de crema para evitar quemaduras en caso de tardar mucho.

No prestan atención, pues aún no hay insultos o nada realmente grave de lo cual preocuparse.

—La verdad... —exhala—. Me casé rápido muy. Antes de darme cuenta tenía que estar pegada a un esposo que elegí siendo una estúpida e ilusa de mierda. Aquí estar es culpa mía.

— ¿A qué edad te casaste? —cuestiona casi preocupado. Angel es joven, que llame a su "yo" de esa época "joven" lo hace temer lo peor. Incluso de un personaje como Valentino.

—Quince años. Justo una semana después de cumplirlos. Conocí a Valentino con... viejo... catorce—responde suave y arrastrado. Casi lúgubre y trabada sin motivo aparente—. Estaba sola. Deseé compañía. Soy tonta, me deje llevar. —Toman asiento en un banco, Angel se quita el sombrero y acomoda los rizos blancos que se le vienen al rostro. Alastor balancea la cabeza.

—Todos hemos sido tontos. Cambiando con El tiempo y recibido lo que merecemos en el crecimiento. —rima Alastor dando algunas risas que salen accidentalmente cínicas.

Angel baja la cabeza viendo al frente, con sus manos apretadas y tristeza notable en el asunto. A Alastor lo sorprende que esté hablando de esto. No pensó que lo querría contar. A nadie le llama la atención hacerlo. Al menos no con él. Suele ser algo que se guarda y aunque conoce las historias de las personas, no ha sido de primera mano. Decide que puede liberarse de algunos cuestionamientos que lo han estado atormentando con respecto a la albina.

— ¿Cómo llegaste a estar casado con él? Qué te convenció de que unirte con u. Vendedor al mejor postor era la mejor opción. Incluso con poco tiempo se sintió que él no es una opción. —increpa suave y lento. Angel da un respiro extenso, mordiéndose el labio inferior.

—Porque fue el único que no me vio como un monstruo—Alastor abre ligeramente los ojos—. La mia famiglia, a scuola, tutti mi vedevano come un mostro, Valentino... Miraba a mi como una persona normal. Él dice que me quería. Creí huir de casa era gran idea, yo estaría bien, pero no supe hacer nada; no conseguía nada porque...

—Extraño es de sonar, pues con más de una mano para dar, muchos debieron dar la oportunidad, así sea una mierda lo que va a pagar.

—No querían una mujer trabajando ahí. No tenía documentos para probar que soy... hombre y... al final no conseguía más que se burlaran de mi al intentar demostrarlo—Angel resulta muy femenina a primera vista. El único rasgo masculino es un órgano sexual apenas perceptible con ropa ajustada. No lo sorprende—. Valentino ahí cuando nadie estaba—Encoge de hombros—. Me ¿Armo? ropa, pagó clases de baile, canto; me enseñó a lucir normal—La boca le tiembla mucho, pareciendo que va a llorar—. Yo solo... Volevo solo che qualcuno mi amasse nonostante fosse un mostro.

—Te estaba destruyendo. Eso no es querer.

—Hizo todo por mí y yo no podía nada. Lo decía mucho, a cada fallo por más pequeño que fuera. Me sentía inútil, Valentino me empujaría lejos y no iba a... ¿Maquillarlo? Era mi culpa. Todo era mi culpa.

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