Capítulo 2

66 10 2
                                    

Las casas de Rogue Town son como su gente, extravagantes.

Por donde quiera que veo encuentro fachadas coloridas, juegos de jardín disonantes llenos de nieve, cabañas grandes y pequeñas, todas con buzones aunque es evidente que no hay servicio de correo aquí. No sé por qué me hacen pensar que en ellas está plasmado el carácter de sus dueños. Estoy casi segura de que si me acerco, encontraré detalles, ya sea en la pintura o el mobiliario externo, cosas que van construyendo de a poco la personalidad de quien lo habita, y es increíble.

Estoy absorta en ello cuando una mano se posa sobre mi hombro y al subir la mirada, recuerdo por qué estaba escaneando el lugar. Kiram sonríe hacia mí, logrando que mi corazón de un vuelco.

—¿Qué te parece? ¡Estoy seguro de que no viste nada mientras estabas en el barco, digo, soy la distracción perfecta!

—Espera, ¿qué? —Mi ceño se frunce ante sus palabras, ¿acaso él...?

—No fue fácil verte caer sabiendo que si algo salía mal me echarían la culpa, pero mírate, estas aquí completa y mentalmente estable, por ahora, eso para mi es una misión cumplida.

—¡Podría haber muerto! —Mi voz sale más como un chillido, pero me siento furiosa.

—Pero ha sido un recibimiento espectacular, ¿a qué no?

—¡Para nada! Te hubieses guardado tu numerito.

—No te enfa... —Pero no es capaz de terminar porque de pronto una rama es estrellada contra su estómago.

Me alejo un par de pasos por inercia, y reparo en la señora que lo mira con una furia parecida a la que yo misma sentía hace tan solo un segundo.

—No me sorprende saber que tu cabezota está metida en esto, Kiram, como le hubiese pasado algo a la niña... —masculla entre dientes la mujer de edad avanzada, dando poca o nada de atención al hecho de que Kiram está tratando de recuperar el aire que perdió por su golpe, entonces ella gira hacia mí—. Bienvenida a Rogue Town, disculpa a esta gentuza, no saben tratar a la gente, por eso nadie nos visita.

Ella dice lo último como si fuese un susurro en un tono bastante elevado, llamando la atención más de lo que lo había hecho ya. Sin embargo, nadie se atrevió a decirle nada, por el contrario, algunos adoptaron un gesto avergonzado.

—Yo soy Analyse Powell, será un gusto tenerte en casa —sonríe, como si lo anterior no hubiese pasado, y casi puedo escuchar el suspiro de alivio que sale del resto de las personas.

Entonces conecto dos más dos, y rápidamente extiendo mi mano hacia ella.

—¡Es un gusto! Gracias por recibirme, yo soy Diana Griffin.

—Lo sé, hablamos por teléfono, no estoy tan anciana como para no recordar las cosas —dice ella, pero no hay ningún tono de enfado en su voz—. Vamos, niña, debes tener ganas de una comida en condiciones. El circo se acabó.

Lo último lo dice más alto hacia los habitantes del pueblo, quienes no parecen sorprendidos. Ella me toma de la mano, guiándome hacia el final de la calle y posteriormente, hacia un camino de tierra dentro del bosque. Está usando la vara con la que golpeó a Kiram de bastón, pero no sé por qué tengo la sensación de que realmente no la necesita.

Sin embargo, no puedo evitar sentirme un poco aliviada, el recibimiento fue genial pero completamente abrumador. Se por qué vine a aquí, algunas personas dirían que estoy escapando de la realidad, yo por otro lado creo que estoy siguiendo mis sueños. Quiero un nuevo comienzo lejos de el centro de atención, quiero tener una vida tranquila, quiero despertar una mañana y sentirme en paz con mi alma, respirar el aire fresco de la montaña y no tener ningún remordimiento corriendo por mi mente antes de dormir, cuando imagino escenarios viendo el techo de mi habitación.

—¿De dónde vienes? —pregunta Analyse, en algún punto del camino.

Puedo escuchar como Kiram, Sun-Oh y dos tipos más hablan a nuestras espaldas, siguiendonos a una distancia lo suficientemente lejos como para no poder distinguir qué dicen, me preocuparía, pero Analyse no parece perturbada por ello.

—No lo recuerdo —Es una mentira.

Ella asiente, como si me creyera. Ambas sabemos que no es así, pero no hablamos más hasta detenernos frente a una acogedora cabaña en medio de la nada, y por nada me refiero a muchos árboles, plantas y nieve. Sí, hace un frío de puta madre.

—Bienvenida a tu nuevo hogar, Diana —habla ella, antes de subir las pequeñas escaleras del pórtico y abrir la puerta para mi.

Dentro de la cabaña se puede sentir un vapor reconfortante gracias a la chimenea encendida, me siento como en un cuento de hadas, los muebles de piel se ven cómodos, las mesitas están llenas de pequeñas estatuillas y recuerdos, cuadros llenan las paredes, veo dos umbrales, pero no reconozco a dónde irán, así mismo, hay una escalera hacia un piso superior.

Todo es pequeño, pero lindo. Me hace sentir feliz de estar aquí, no veo un televisor, o algún computador, solo libros en una estantería y una vieja radio sobre la mesa.

—¿Acabaste con la inspección? —pregunta la anciana entrando a su casa después de mi.

—Tu casa es muy linda —digo, sin saber del todo como responder.

—Lo sé, nena, lo sé —Ella se queda algunos segundos sosteniendo la puerta, y es entonces cuando veo a mi pesadilla entrando también, el primero de cuatro.

—¿Te gusta? ¿Ya fuiste a ver la habitación? Ayudamos a remodelarla la semana pasada —preguntó Kiram, antes de esbozar una sonrisa avergonzada—. Se me había olvidado, ellos son mis hermanos, Axel, Giovanny y Sun-Oh.

Señala a cada uno de ellos, y no puedo evitar fruncir un poco el ceño ante el poco parecido que tienen entre sí, comenzando porque Kiram es un tipo hermoso pero intimidante, su cabello rubio sucio está algo más largo de lo que la mayoría de mis conocidos alguna vez permitiría, mechones desordenados cubren un poco su frente y sus facciones son algo duras, aún así no puedo evitar pensar que es precioso.

Axel en cambio tiene facciones delicadas pero masculinas, su cabello es negro y está lleno de tatuajes que hacen sonar la bombilla de mi cabeza alertando peligro.

Giovanny parece un modelo salido de la tv, está solo allí, con su perfecto cabello color oro, parado sonriendo, pero posee una elegancia innata en él, es extraño.

Y bueno, Sun-Oh es asiático, por completo, no, no es que solo posea ojos achinados, si no todo él, es más bajo que el resto, menos musculoso, y tiene todo lo que buscas en el protagonista de un drama coreano.

No se parecen pero tienen algo en común, todos son hermosos de alguna forma, menuda manera de bajar el autoestima.

—Es un gusto —sonrío, regañandome por haber pasado mucho tiempo viendo y comparándolos. Deben haberlo notado, pero nadie dijo nada.

—El gusto es mío —sonríe Giovanny, deslumbrandome un poco. Axel asiente y Sun-Oh suelta una risita ahogada.

—Si si si, muchas presentaciones, pasen rápido que se cuela el frío —regaña Analyse, y sobreentiendo que estos tipos no se irán tan pronto.

Un pequeño pensamiento pasa por mi mente, ¿será que también viven aquí? Oh no.

Bueeeenas, espero que estén bien y todavía recuerden esta historia🥺

También que les haya gustado este capítulo, porque apenas estamos comenzando. Entre las buenas noticias está que ya me gradué, entonces tengo un pxoo más de tiempo, las malas que ando trabajando y pues, ahí se fue el tiempo jajsjs

En la imagen les dejo el como yo veo a Diana, claramente cada persona puede imaginarla a su gusto, pero si tenían alguna duda o querían guiarse, pues en ella me basé💖

Si ven algún error, por favor díganmelo.

Hasta la próxima, gracias por leer esto🥰

La última fronteraOnde histórias criam vida. Descubra agora