CAPÍTULO 04

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—DOE—

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—DOE—

Boom. Boom. Boom. Ba-boom.

Era difícil decir dónde terminaba el bajo y comenzaba mi pulso.

Me limpié las palmas en el short hecho girones que había tomado de la papelera de la donación Goodwill y maniobré entre un mar de cuerpos retorciéndose rítmicamente unos contra otros. Una densa capa de humo cubría el techo. Aterradoramente robóticos, los fiesteros bailaban y giraban bajo los destellos de las luces en cada pulgada disponible en el suelo. En la oscuridad, lo único que me guiaba era el pulso de la luz, me dirigí hacia las escaleras, y como R.M me dijo, a la puerta al final del pasillo.

La puerta a mi salvación.

La puerta hacia mi infierno.

Giré la manija, y las bisagras chirriaron. La única luz en la habitación era cortesía de la televisión silenciada en el lugar más alejado.

El fuerte olor a tubería emanaba de la habitación.

-¿Hola? -Chillé en la oscuridad, intentando fuertemente hacer mi voz lo más sexi posible, pero fallando miserablemente.

Una voz, ronca y profunda, rompió a través del silencio, sus palabras vibraron directo en mi núcleo.

-Cierra la maldita puerta.

Serpenteando su camino en cada grieta de mi ya frágil mente y cuerpo, una sensación completamente nueva me envolvió, haciendo que los vellos de mi nuca se erizaran. Esperaba sentirme vacilante, nervioso e incluso ansioso.

Pero lo que sentí fue más allá de eso.

Tenía miedo.

Corazón acelerado. Pulso corriendo. Alerta roja. Miedo.

El impulso de darme la vuelta y correr lo más rápido que mis tambaleantes piernas pudiesen era abrumador, pero cualquier pensamiento de huir fue interrumpido.

-Puerta, -exigió de nuevo la voz.

No me moví una pulgada. Por mucho que quisiera huir, la desesperación me impulsó hacia adelante.

Cerré la puerta tras de mí y el caos de abajo desapareció con el click del pestillo, dejando fuera el ruido al igual que mis posibilidades de que alguien me escuchara pedir ayuda.

-¿Dónde estás? -Pregunté dubitativamente.

-Estoy aquí, -dijo la voz, sin ofrecer alguna indicación acerca de dónde realmente era aquí.

Tomé aire, estabilizando mi respiración y dando unos pasos hacia la televisión hasta que estuve lo suficientemente cerca para distinguir el contorno de una cama en medio de la pequeña habitación y un par de largas piernas colgando en el borde.

-¿Ummm, bienvenido a casa? R.M me envió.

Tal vez, hablar le daría la oportunidad a mi corazón para que regresase dentro de mi cuerpo. Pero la realización de lo que estaba a punto de hacer me pareció estúpido y me paralizó frente a la sombra. Ignorando mi lamentable intento de conversación, se arrastró hasta el borde de la cama. Aunque no podía distinguir sus rasgos, su sombra era masiva.

01. JONH DOE ||YOONMIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora