∆ Mermaid Emma x Pirate Ray ∆

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Advertencia: Lemon(obvio), muy OOC y Ray es un pervertido que no se calla nada XDXD

La tarde caía sobre el mar, coloreándolo de un naranja brillante. El viento movía las aguas, formando pequeñas olas. En una embarcación pirata, que navegaba en aquella hermosa mar, se encontraba la joven sirena, pensativa sobre su inminente futuro. Pronto su travesía junto a los bucaneros terminaría, ellos llegarían a su destino y no necesitarían más de su ayuda para leer el mapa del tesoro. Al fin, ellos encontrarían las riquezas del corsario Yuugo, que por tantos años buscaron, y ella regresaría junto a sus hermanas sirenas. Sin embargo, sentía un dolor en su pecho. Sentía que no podía esperar a volver a nadar libremente en el océano, lejos del mal olor a pescado podrido, madera húmeda y marineros impúdicos; aun así, algo en su corazón le gritaba que no quería alejarse de allí. Ella... sabía bien a qué, o a quién se debía ese sentimiento.

El Capitán del "Dark Cyclops" volvió de asearse a su camarote, donde ella siempre estaba. Él nunca se medía con ella a pesar de ser una chica, poco a él le importaba regresar de la letrina casi desnudo, solo con una toalla alrededor de sus caderas, cubriendo sus partes inferiores. Según él era más que suficiente para cubrirse, y por más que lo hiciera, la sirena seguía sin acostumbrarse, lo que sus reacciones a esto eran muy diferentes a cómo fueron al principio. Mientras que la primera vez le gritó horrores y le parecía desagradable, ahora no podía apartar su vista de él. Sus cabellos, pecho y piernas, aun empapadas y goteando, dejando un rastro de agua por el suelo. Su olor, exquisito, debido a los jabones y perfumes que le había robado al Capitán de la Marina de Guerra. El recién aseado se sentó en su cama, secándose su azabache cabellera con una toalla, mientras que rascaba su barriga con la zona lisa de su garfio, atrayendo la atención de los orbes esmeraldas. Este notó su ardiente mirada sobre él, así que la correspondió, sonriendo pícaramente en el proceso.

- ¿Qué pasa? Pareces hipnotizada, rojita. Lo cual es gracioso, ya que suelen ser los de tu especie quienes hipnotizan a la gente. - su sonrisa no dejaba su rostro

- Es que... estuve pensando en mi hogar... -

Al ella decir esto, la expresión del pelinegro se tornó seria. Cerró sus ojos y apartó su cara.

- ¿Ah sí? - su tono fue despectivo, no, más bien herido.

- No es eso... - comenzó a hablar la sirena, aun insegura de que diría - Mira... yo... Nosotros, cuando me capturaste, no empezamos por muy buen pie... Pero, al conocernos mejor, nos dimos cuenta que en realidad hacemos un buen equipo. He aprendido tantas cosas sobre el mar que no me imaginaba. He aprendido de navegación, lectura de mapas, guerra, estrategia, libros. He aprendido sobre ti, de tu pasado, que te gusta y que no... Que, para ser un pirata grosero y creído, eres en realidad bastante culto y encantador... - sus mejillas se enrojecían al pronunciar dichas palabras. - R-Ray, no pensaba en mi hogar por simple anhelo, no. Pensaba en que anhelaré si me voy a este. Lo que dejaré atrás, es decir, aquí. -

- ¿Emma...? - había dejado su labor de secar su pelo, ahora solo tenía ojos y oídos para la sirena

- La cuestión es... que te extrañaré mucho. Es que eres... simplemente único... Ningún hombre me ha hecho experimentar ni la mitad de emociones que me has hecho sentir tú. - trataba de ser lo más sincera que pudiera, ella había tomado una decisión y estaba dispuesta a hacérsela saber, sin rodeos.

El Capitán, atónito a las nuevas declaraciones, se levanta y acerca a la sirena, quien permanecía sentada en una de las cajas de madera del camerino. Sus manos alcanzaron las de ella, las cuales se encontraban tensas, reposando en la tapa de la caja. Ella debía dar un paso hacia adelante, dejarlo claro. Su larga y escamosa cola emitió una luz mágica; al instante, esta se dividió, transformándose en un par de piernas humanas, dejando su zona fémina a la vista, ya que no llevaba nada para cubrirla.

RayEmma Smut ScenariosWhere stories live. Discover now