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Sí, toda la tarde juntas había resultado como un sueño.

Y como todo sueño, hay que despertar de el.

- ¿Te vas ya? - puchereó, y Mina se mordió el labio antes de besarlo lentamente, no quería terminar el día.

- Sí.- asintió después.- Mi vieja ama que esté con vos pero tengo que irme, es tarde.

- ¿No te podes quedar?

¿Cómo decirle que no a esos ojos? Mina era débil cuando se trataba de Nayeon.

Así que ella se quedó en ese departamento descuidado, y por más calor que hiciera, Mina no dejó de abrazar a Nayeon en toda la noche. E incluso en un momento tuvo la oportunidad de dormir sobre su pecho, escuchando los latidos de su corazón.

- Es lindo.- murmuró en voz baja, mas fue escuchada.

- ¿Qué cosa? - la menor sonrió.

- Esto, nosotras, estar juntas es lindo.

Fue entonces cuando la llamada de su intento de padre llegó a la mente de Nayeon, tenía miedo, mucho, porque no quería alejarse de Mina, no quería ir y que los recuerdos que tanto le costaba borrar se hicieran realidad otra vez.

Nayeon se puso tensa, algo que Mina notó.

- ¿Qué pasa?

Pero Nayeon estaba con lágrimas en los ojos, llorando en silencio, mirando el techo sin querer hacer contacto visual con su novia, porque sabía que eso arruinaría esa felicidad.

Se dio cuenta entonces, la felicidad es tan efímera como un parpadeo.

- Él quiere llevarme.- dijo por fin, y se rompió por completo.

- ¿Otra vez? - preguntó levantándose, llevando a Nayeon consigo en un abrazo, dejando que llorara en ella, que todo su dolor salga.

- S-sí.- asintió a duras penas.- Yo no quiero ir, Mina, por favor, ayudame.

- Vamos a ir con la policía.

- Tiene contactos, la policía no puede hacer nada.

- Vamos a tratar.

Y al final de la noche, cuando Nayeon se calmó, Mina se juró que esas serían las últimas lágrimas de miedo que su novia derramaría.

precious [ 2 ]Where stories live. Discover now