Sweet Moon

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A través de la ventana del bus, Jin mira las finas gotas que empezaban a caer en la fría noche de Seúl. Eran pasadas las once de la noche y había subido al último transporte que salía desde su universidad.

Desde que se mudó a la ciudad, hace más de cuatro meses, tenía la costumbre algunos días de quedarse hasta muy tarde estudiando en la Biblioteca del Campus de Ingeniería.

Le gustaban los libros y alimentar su mente de nuevos conocimientos. Pero desde que llegó a la universidad, uno de sus pasatiempos favoritos era observar a cierto muchacho alto de cabello gris que también estudiaba hasta altas horas de la noche.

Sin embargo, ese viernes no llegó.

En esos pocos meses, Jin se había fijado en muchos detalles de aquel joven. La forma rasgada de sus ojos, los leves surcos de su frente cuando se concentraba demasiado, incluso la forma de sus labios y su manía de morder el lápiz. Lo observaba rodar el anillo en su dedo constantemente, con aquella piedra inusual de destello lila, cuando se sentía nervioso. Quizás porque no obtenía el resultado de alguna ecuación en su libreta, incluso dejando caer sus apuntes cuando se desconcentraba. Luego pedía disculpas a los demás por el ruido, sonrojándose con un par de hoyuelos en el rostro.

Había algo en él que le atraía.

Jin sólo lo observaba desde lejos. Quizá hoy podría haberle hablado, quizá podría haberse sentado en su mesa, quizá podría haberle preguntado por los libros de química y física que siempre leía.

Quizás.

Los hombros de Jin cayeron en desánimo. Tampoco tenía ganas de llegar a casa. Allí le esperarían sus dos hermanastros que le solían hacer la vida imposible. Eran menores que él y estaban en constante competencia por ser el favorito de su padre.

Jin había llegado hace pocos meses a esa casa, sin conocer a nadie. Su padre lo acogió sólo por ser de su propia sangre y por cumplir con el deber de darle educación, como todo buen padre suponía debía hacer.

De pequeño, sus padres se separaron y él vivió sólo junto a su madre en el tranquilo pueblo de Ilsan.

Su padre formó otra familia y su nombre era rara vez mencionado en casa. Casi siempre sólo al llegar los pagos de cada mes.

Sabía muy poco de su progenitor ya que siempre estaba de viaje de negocios y tenían apenas contacto. Sin embargo sus gastos diarios, de escuela y universidad, siempre estuvieron al día. Él pensaba que con eso era suficiente.

Jin acomodó su abrigo rosa, subiendo el cuello de la misma, percibiendo en su bufanda del mismo color el olor a algodón de azúcar de su nuevo perfume. Era un olor dulce que le fascinaba. Anotó mentalmente comprarlo antes que se le agote.

Frotó sus brazos sobre la tela de su abrigo para intentar darse calor. Era invierno y él odiaba el frío. Dejaba su nariz muy roja y hacía demasiado contraste con su blanca piel. Él pensaba que debía verse horrible.

Bajó del bus, cogiendo su bolso y corrió las numerosas calles que lo separaban del edificio donde vivía, intentando no mojarse.

Era en vano. Llovía demasiado y se escuchaba el retumbar de algunos truenos en el cielo.

Maldita tormenta.

Llegó al portal empapado. Estornudó un par de veces antes de encontrar las llaves y sintió la molestia de sus cabellos negros y mojados pegándose a su rostro, maldiciéndose internamente por haber olvidado llevar su paraguas.

Su madre era quien siempre se lo recordaba al salir de casa, desde que era un niño. Ella lo hubiera arropado con una toalla, lo hubiera abrazado y le hubiera dado un té caliente. Pero su madre ya no estaba a su lado para cuidarlo cuando se resfriaba y él debía aprender a vivir con eso.

°❀•Sweet Moon°❀• || OneShot +18 ••Namjin••Where stories live. Discover now