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Los días pasan, pero no mejoran, y Asahi lo sabe bien al tener a su madre frente a él con una expresión furiosa.

- Eres un idiota! - gritó. - Te dije que tenías que regresar a casa temprano porque teníamos una comida de negocios! Dónde estabas!?

- Para qué me necesitan en esa junta? - preguntó tratando de que su miedo no se notara.

- Eso no importa ahora! Te estoy preguntando algo! Dónde mierda estabas, Hamada Asahi!?

- Estaba ocupado... - murmuró.

La señora Hamada se acercó a su hijo, y de ahí, el fuerte sonido de una cachetadas retumbó por cada rincón de esa casa. - Sabes que odio que murmures!

Por el impacto, Asahi terminó con su cabeza ladeada, tocándose la mejilla con sus ojos llenos de lágrimas. - Yo...

La mujer lo tomó de los cabellos y lo hizo golpear. - Sabes cómo son las cosas cuando me desobedeces, así que no llores si sabías lo que te haría! - Asahi sintió el olor a alcohol en el aliento de su madre.

- No fue mi intención. - trató de decir, evitando que las lágrimas salieran.

- Eres un maldito llorón. - Lo empujó, haciendo que Asahi diera unos pasos hacia enfrente. - Debí haberte abortado cuando me dijeron que iba a tener un hijo! - le gritó sin una pizca de piedad.

Una lágrima salió del ojo derecho de Asahi, y con lentitud, volteó. - Pues debiste haberlo hecho! - gritó dando pasos hacia atrás, dirigiéndose a su habitación.

- No te atrevas a levantarme la voz, niño malcriado!

- Fuiste tú quien me criaste!

- Si me hubieran dicho que tendría a un hijo tan inútil e inservible como tú, te hubiera era abandonado desde hace mucho! - se acercó peligrosamente.

El nudo en la garganta de Asahi dolió, por lo que sólo salió corriendo hacia su habitación. Hubiera salido de casa, pero su madre se interponía en su camino.

Los pasos de su madre lo siguieron, por lo que corrió aún más rápido hasta llegar a su habitación, en donde la cerró con fuerza y le puso llave. Corrió hacia su baño, poniéndole seguro a este también y se echó a llorar en el suelo.

Toda su ira, su dolor, su tristeza, salieron en forma de gotas de agua salada. Pero a grandes cantidades.

Estaba temblando y estaba solo.

Esa escena ya la había vivido en repetidas ocasiones anteriormente, pero cada vez, las palabras de su madre dolían cada vez más, como si le perforara el corazón con cada palabra.

Tal vez le dolía más porque ya se estaba sintiendo mejor, porque había sido feliz en las últimas semanas gracias a sus amigos.

Pero como siempre, su madre venía y lo arruinaba. Al igual que la ausencia de su padre

No lo entendía. Cuando era un pequeño niño sus padres no eran así, eran amorosos y cariñosos con su hijo. Pero todo desapareció, un día simplemente dejaron de serlo, y los abrazos y sonrisas, se convirtieron en golpes y palabras hirientes.

Sólo tenía que resistir hasta ser mayor de edad, podría irse lejos de ese lugar, ya no tendría que fingir ser perfecto por sus padres.

Porque aún tiene esa pequeña esperanza de que sus viejos padres siguen ahí.

Horas más tarde, Asahi había parado de llorar. Tomó su teléfono y lo encendió, eran las dos de la mañana.

Había pasado el día anterior con Haruto, se había divertido tanto, que olvidó que tenía que ir a casa para la reunión de sus padres.

Generation Why ● TreasureWhere stories live. Discover now