"No one expected an angel to set the world on fire"
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La ciudad de Monde Land era mas famosa por tres cosas: la primera era que el 80% de su población consistía en viejos empresarios con dinero de sobra en busca de una casa vacacional en las bellas...
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28 - Iguales
Luke
—¡Henderson! — giro mi cabeza hacia el llamado de mi nombre. — ¿Me estás escuchando?
—Si. — respondo sin más, rodando mis ojos. Ya no quería ser parte de esta conversación.
—¿Por qué demonios no estas haciendo tu puto trabajo? — los ojos grises de Dominic penetran los míos, su mandíbula se tensa bajo su tono acusador.
—Ya te lo he dicho. — froto mi cara entre mis manos, realmente sintiendo como la frustración se apoderaba de mi sistema.
—El "no tener ganas" no se justifica, sigue siendo tu trabajo. — escupe.
—¡No me importa! — exploto, golpeando la mesa con mis puños. — Estoy harto de este "trabajo". — congelo mi mirada en una de las botellas de cerveza que se tambaleaba por mi arrebato.
La habitación se vuelve en silencio, lo único que puedo escuchar es la voz de Dominic murmurar lo que probablemente eran insultos por lo bajo.
—¿Está pasando lo de la última vez? — Mis ojos se disparan a la voz que habló, los ojos de Kaz mirándome con lástima.
—Por favor no. — Dominic se queja.
—No. — digo entre dientes, realmente odiando como la mitad de la habitación me miraba como si yo fuera un pobre cachorro que necesitaba refugio.
—¿Estás seguro? — esta vez habla Carson, su mirada era más bien cautelosa.
—Si. — vuelvo a decir con frustración. Mis amigos se miraban entre ellos, ninguno convencido al cien por ciento por mis palabras. Necesitaba que me creyeran. —No quiero hacerlo porque ella es insoportable.
Todos los ojos se ponen en mi, algunos más sorprendidos que otros por mi declaración.
—Amén. — murmura Sienna con una pequeña sonrisa cínica.
La miro con el ceño fruncido por un breve segundo, intentando no parecer molesto por su afirmación; después de todo, se supone que ambos pensábamos lo mismo.
La verdad era que estaba mintiendo como si mi vida dependiera por de ello. Ella no era insoportable, todo lo contrario. Era yo el insoportable. Bueno, mi mente en realidad.
Cada gesto que ella hacía me traía recuerdos de mi pasado. Cada vez que estaba cerca de ella simplemente me hundía en los tortuosos recordatorios de por qué debía alejarme.
Lastimarla es lo último que quiero hacer, ella no se merece nada de esto. Pero es lo que ellos quieren que haga. Mi trabajo.
—No me lo creo en lo más mínimo. — responde Dominic de repente. —Pero está bien, Carson y Sienna pueden encargarse. Tú puedes ir a ser inutil a otro lado.
