- Capitulo 1 -

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Donde todo inicio.

El olor a humedad, a sangre y a suciedad llega a mí, poco a poco abro los ojos encontrándome encerrada en una jaula para pájaros oxidada y estrecha, mis pies están atados al suelo por unos grilletes y una cadena, mi cuerpo desnudo se encuentra lleno de tierra, polvo, sangre y semen; miro a todos lados con temor a encontrarme con mi tío y su maldita mujer, ambos son seres llenos de maldad y codicia que no les importa caer en lo profundo de la perversión para satisfacer sus deseos.

El olor a sangre llega a mí y causa que se me revuelva el estómago, muevo mis piernas y aunque sé que me dolerá y será inútil, trato de jalar la cadena y que esta se rompa; me acomodo mejor, pero lo más lento que pueda para no alertar con el sonido de las cadenas que estoy despierta, cierro los ojos, tomo aire y de un fuerte jalón rompo la cadena; abro los ojos asombrada de que mi ridículo plan sirviera el problema es que cause mucho ruido lo que podría causar mi muerte si es que ellos lo escucharon.

Espero unos minutos y me doy cuenta de que no sucede nada, cierro mis ojos y dejo que mis sentidos capten algo, cualquier indicio de que ellos están en casa más no encontré nada, solo me llevé la sorpresa de que pude saber qué hay en la casa, sus debilidades, de qué material son y si tienen vida o no.

— ¿Qué está pasando? — Susurro para mí.

Miro los grilletes y me doy cuenta de que los moretones que solía ver cuando miraba esa zona ya no están, mis heridas están curadas, mis sentidos son mejores y por alguna extraña razón tengo una sed impresionante.

— Debo de estar soñando. — paso mi mano por mi cara.

En un acto de curiosidad llevo mis manos a los grilletes y ejerzo presión para romperlos, cosa que sucede, miro mis manos con asombro y terror, yo jamás supe que tuviera tanta fuerza. Quitando esos pensamientos de mi mente llevo mis manos a los barrotes de la jaula y con una gran facilidad los doblo para poder salir.

Una vez fuera de la jaula me encaminó con cuidado hacia el primer piso, pues, me encuentro en el oscuro sótano; subo las escaleras a una velocidad impresionante y sin hacer ruido, abro la puerta lo más lento posible y miro que ninguno de mis verdugos este en el lugar, salgo del sótano y miro a mi alrededor.

A simple vista todo parece tan normal que cualquiera diría que aquí no sucede nada malo, salvo por el olor de algo en descomposición que llega a mi nariz, junto a un olor conocido, subo las escaleras en busca del arma que sé que papá solía esconder en su habitación, estoy dispuesta a matar a estos desgraciados por el daño que me hicieron, pero todo el deseo de venganza termina cuando veo sus cuerpos en la habitación principal en clara señal de descomposición, y junto a ellos había una hoja doblada.

Llevó mis manos a mi boca y evito gritar del asombro, sus gargantas están desgarradas y sus cuerpos rodeados de sangre, miro a todos lados tratando de ver si hay alguien más en la casa, pero nuevamente esa sensación que tuve en el sótano me asalta y me da la seguridad de que estoy completamente sola.

Ignorando el malestar y el pánico que siento, me acerco a la cama a paso lento y tembloroso, con miedo y angustia, tomo la hoja que está manchada con un poco de sangre, la desdoblo y empiezo a leer.

Espero que puedas tener un nuevo comienzo, te he dado una nueva oportunidad al convertirte en un vampiro, no me hagas arrepentir de haberlo hecho.

Att: L

Dejo la nota a un lado y enfoco mi vista en el espejo de cuerpo completo; mi piel blanca ahora es más pálida, casi que da una apariencia de estar muerta, mis ojos son rojos, mis atributos se resaltan más, mi cabello es sedoso y las pocas cicatrices que tenía en mi cuerpo casi ni se notan.

— ¿Qué diablos paso aquí? — Jadeo al verme.

Vuelvo a mirar los cuerpos tratando de convencerme de que realmente están muertos y que no me harán ningún daño, aunque muy dentro de mí, desearía haber sido yo la que pusiera fin a su maldita vida.

Soltando un suspiro decido sacar el mayor provecho de esto, corro al baño y me doy una ducha, limpiando todo lo sucio de mí, junto con mi urgente necesidad de borrar los restos de sus euforias de mi piel; una vez seca salgo nuevamente desnuda del baño y me dirijo al ático donde estos malditos guardaron todo lo perteneció a mis padres, abro los baúles donde se guardó su ropa y busco que ponerme, junto con un par de zapatos cómodos, por suerte la ropa de mi mamá me queda.

Tomo una mochila y hecho más ropa por si la llego a necesitar, busco dinero, las pocas joyas que quedan, una foto donde salen mis padres junto a mí cuando tenía cinco años, otra en donde estoy con mi tío y mis abuelos, mi identificación y el primer muñeco que papá me regalo. Regreso sobre mis pasos, tomo la carta y la guardo en lo más profundo de la mochila, miro una vez más los cuerpos sin vida y de un salto por la ventana salgo de la antigua casa de mis abuelos maternos y me adentro en el bosque en busca de mí mejor y única amiga; no me quiero imaginar lo terrible que la debe de estar pasando en ese horrible lugar donde la llevaron, la cosa es saber dónde está.

Me detengo al sentir nuevamente la sed raspar mi garganta; en mi ignorancia y falta de ponerme a penar, busco algún riachuelo, o alguna otra forma de agua que me permita calmar la sed, pero no di con ninguno, y lo poco de agua que conseguí fue gracias a un pequeño estancamiento entre las hojas de una planta, cabe aclarar que fue el sabor más asqueroso del mundo, sin contar, que no calmo para nada mi sed. 

Mi miedo, angustia y desesperación crecían, no sabía qué hacer ni mucho menos como proceder, por lo que en un acto de poca cordura, decido dejar que mi instinto me guiará; cierro los ojos y nuevamente esa sensación de saber qué es lo que me rodea me invade, rápidamente detecte que a varios kilómetros lejos de aquí se encuentra un oso, puedo ver de cuáles son sus fortalezas y debilidades, también, por muy extraño que sea, puedo saber lo que le interesa en ese momento a ese oso y por lo que veo también está de caza.

El sonido de su sangre recorrer su cuerpo hace que la sed aumente y de inmediato hecho a correr hacia el oso a una gran velocidad, y sin darme cuenta ya tengo los colmillos encajados en su cuello bebiendo su sangre como si no hubiera un mañana. Dejó caer el cuerpo y limpio los restos de sangre que cubren mis labios; pero después de eso, una terrible sensación me invade al ver que ataque a un pobre animal que no tenía nada que ver conmigo.

Un grito de horror quiere salir de mí, pero lo contengo.

— Debes ser fuerte Elyon. — Me susurro.

Miro a mi alrededor para asegurarme que nadie me vio y emprendo el viaje en busca de la única persona que me importa.

18/01/2021

ELYON - JASPER HALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora