𝘌𝘷𝘦𝘳𝘺𝘵𝘩𝘪𝘯𝘨 𝘴𝘵𝘢𝘳𝘵𝘦𝘥 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘢 𝘧𝘢𝘳𝘵 💜

Única parte.

Hoseok comenzó a caminar a pasos rápidos, se le estaba haciendo tarde para la cita que tenía con su novio. Se acomodó la chaqueta y apretó con fuerza la bolsa de regalo que llevaba. No sabía cómo iba a reaccionar el rubio al ver que Hoseok traía un regalo, un regalo por los dos meses que ya llevaban de relación.

Miró su reloj por milésima vez, encontrándose con que faltaban tres minutos para la hora acordada; suspiró aliviado y tomó asiento en la banqueta del parque. Tres minutos después, divisó al rubio, quién se acercaba con ese porte tan delicado y coqueto que lo caracterizaba. Llevaba unas gafas obscuras, que protegían sus hermosos ojos avellana; iban acompañadas de una playera blanca y un pantalón de mezclilla algo desgastado.

Se veía hermoso.

Hoseok le hizo una señal para que se acercara a él, el rubio casi corrió hacia el pelirrojo, pero se detuvo un instante cuando observó la bolsa que sostenía. — Hola, cariño. — el pelirrojo tomó de la cintura a su novio y lo acercó a él, tomó la bolsa y se la ofreció. — Es un regalo para ti, por aguantarme estos dos meses...

El rubio soltó una carcajada, abrió rápidamente la bolsa -sin separarse de su novio-, y observó lo que había dentro. Comenzó a reír nuevamente, una risa escandalosa que llamo la atención de la gente que pasaba por ahí. — Hoseok, esto es...

El pelirrojo se ruborizó, luego sacó por completo el regalo de la bolsa y suspiró. — Creí que una 'fart bomb bag' sería perfecta, algo así como nuestro amuleto de la suerte... — el rubio volvió a reír, abrazó a su novio y comenzó a brincar.

— ¡Me encanta! — el rubio la afianzó a su cuerpo y la bolsa sonó, provocando otra risa en el menor.

(Cuatro meses atrás)

—Necesito que me entregues esos informes para mañana, tenemos la junta con el gerente de la sucursal del centro, así que...

Hoseok asintió, sin prestar demasiada atención a lo que su jefe le decía; su estómago volvió a gruñir, odiaba con todo su ser el haberle hecho caso a Jinyoung e ir a comer a ese restaurante mexicano.

Luego de regresar del restaurante había ido demasiadas ocasiones al baño, ahora el estómago le gruñía y sentía que pronto comenzaría a vomitar. Le pidió a su jefe el día libre, prometiendo que iba a trabajar en los informes en casa.

Necesitaba una pastilla, algún té o simplemente dormir para así comenzar con todo el trabajo que tenía pendiente. Tomó su saco y los papeles que necesitaría para terminar los informes; se acercó a la oficina de Jinyoung, esperando que el pelinegro estuviera ahí y para su suerte, así era. — Te juro que, si me pasa algo, vas a ser el primero en ir a la cárcel...