Woo y San ya se han graduado, ambos han de partir a las universidades en las que estudiar sus carreras soñadas. La separación conlleva a la unión de unos segundos.
Un día cualquiera, Mingi, amigo y compañero universitario de San echa un vistazo a un...
La mañana había sido ciertamente complicada. Me desperté como si nada, hasta que vi la hora en mi teléfono, junto con varias llamadas de parte de San. Acababa de perder la primera clase de la mañana, al igual que la segunda, que ya estaría aproximadamente en la mitad de la explicación. Bien Mingi, bien hecho.
Salí de la cama con calma, aun me quedaban unos cuarenta minutos para vestirme, hacer la cama, comprar mi desayuno (y de camino alguno de los dulces favoritos de San para calmarle). Con algo de música de fondo, comencé a hacer la cama, esta vez con más rapidez. Poco después, una vez hecha, escogí la ropa del día y tomé un par de toallas para dirigirme al baño y darme una ducha de agua fría para despertar.
Mientras que el agua regaba mi cuerpo, comencé a repasar mentalmente las tareas que llevaría a cabo en ese día; primero que todo vestirme, segundo, ir al Starbucks de la esquina cerca de la universidad, comprarle a San donuts de chocolate y crema junto con su capuccino, tercero, prepararme para las quejas de San, cuarto, invitarle a comer para que se calle, cinco, escucharle hablar sobre su novio mientras como o copio los esquemas de las clases perdidas. Por último, Instagram, ver a San fangirlear por las fotos de su novio. Y esa es mi vida, girando en la universidad, comida y San. Si Seonghwa-hyung no estuviese enfermo me hubiese salvado de esto... Por más que quiera a Sannie, a veces es demasiado empalagoso. Pero supongo que es algo natural en la distancia, sobre todo si no puedes tener contacto físico con la persona a la que amas...
Sin darme cuenta, había perdido bastante tiempo pensando en aquello. Terminé la ducha rápidamente y me centré en secarme y vestirme. A media carrera, recorrí mi apartamento conforme me iba vistiendo, para finalizar tomando mi mochila y emprender mi marcha hacia la cafetería
La calle estaba medio vacía, se veía como los signos del frío invernal afectaban a aquellas personas que amaban los paseos matutinos. Totalmente lo contrario del ambiente de aquel Starbucks, totalmente lleno de gente que se refugiaba en el calor de un café.
—Buenos días, Mingi. ¿Lo de siempre y el extra de San?
Me di media vuelta, encontrándome con Hongjoong. Le dediqué una amplia sonrisa y asentí.
—Buenos días Hong, por favor, tengo que persuadirlo para que no me eche la bronca.
El de menor estatura soltó una risita y se dispuso a preparar ambos cafés, los dulces y el especial, que consistía en una bolsita pequeña de marshmallows que nos encantaban a San y a mí. Saqué el dinero justo, con su propina para él, y lo dejé en el mostrador justo en el momento en el que me entregaba la bolsa.
