Capítulo 4

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La tarde se hizo eterna para Sirius, que esperaba desesperadamente un aviso de los Weasley que corrobora que todo estaba bien. Remus lo obligó a ir a dormir cuando se hicieron las 11 de la noche y Alondra aún no había regresado lo cual hizo de mala gana.

No fue hasta las 12:45 que la puerta se abrió y Remus la vió entrando casi intacta, de no ser por la suciedad en su ropa y su mirada seria clavada en la suya.

-Señorita Studd- Se acercó a ella. Sus manos casi la tomaron del brazo, pero las cerró al instante en el que vió sus ojos color miel preocupados y sus dientes mordiendo su labio inferior. -¿Esta todo bien?-

-Potter y sus amigos están bien. Se salvó de que casi lo desmaye, estaba en el medio de la escena del crimen- Lo miró. -Pero destrozaron todo... mortifagos... la marca tenebrosa en el cielo- Negó. -Esto.. no puede estar pasando..-

Ella lo miró casi pidiéndole una explicación y vió su mirada clavada en la de ella, buscando algo que decir o que hacer para intentar calmar su claro malestar. Remus suspiró y recostó su espalda en la pared con ambas manos en sus bolsillos, esa era casi su pose de cabecera.

-Crouch está desesperado...esto es inaceptable para el ministerio y... encima Hogwarts tiene su maldita copa-

-¿Qué planea hacer el ministerio?- Preguntó serió con su voz grave pero cálida.

-Poner una estúpida restricción de edad- Giró sus ojos. -Necesito que Dumbledore se entere de esto cuanto antes.-

-Yo le envío un patronus- Afirmó. -Pero antes iré a avisarle a Sirius que su ahijado esta bien.-

Alondra suspiró quedándose estática en el lugar mientras el hombre de bigotes y ojos color celestes se iba a en dirección a las escaleras, pero antes de desaparecer completamente de su vista, giró sobre sus talones y luego de apretar sus labios le dijo

-Deberías comer algo, y cambiarte esa ropa. Te espero la sala de estar para la ronda nocturna si quieres.-

-No- Negó. -Tu descansa, me toca a mi y...-

Remus negó con una sonrisa de lado algo apenada, Alondra nuevamente se enterneció al verlo preocupado pero no dejó que siguiera mirándola con lástima. Caminó rápidamente a las escaleras, pasando por su lado fría y apurada. El hecho de que la marca tenebrosa hubiera aparecido en medio de una celebración tan grande como la copa mundial de Quidditch la preocupaba demasiado, lo admitía. Pero debía ser fuerte y seguir con su trabajo de aurora. No podía dejarse afectar, otra vez.

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-Será imposible encontrar trabajo y lo sabes Sirius- Escuchaba la voz de Lupin desde el pasillo, parecía preocupada y un poco cansada a pesar de ser apenas las 6 de la tarde.

-Y sabes que por el momento no lo necesitas, estás conmigo yo me haré cargo de todo. No importa si no encuentras en este momento-

Alondra ingresó a la cocina intentando aparentar lo mas despreocupada que pudo al respecto, demostrando que a penas había oído la conversación pero los cuatro ojos se posaron sobre ella ni bien cruzó el marco de la puerta.

-Oh, hola Alondra- Dijo Black poniéndose caminando al lado de la larga mesa de madera con una sonrisa. -¿Como estuvo tu patrulla?-

-Bien...- Suspiró sonriente. -..Aburrida.-

Vió a Remus después de casi 3 días sin verlo por la casa. Le pareció extraño puesto que hacía casi 1 mes que sus miradas chocaban cada vez que cambiaban el turno de vigilia entre los 3, pero sus ojos se abrieron aún más cuando vió en su rostro unas cicatrices bastante profundas y frescas.

Quizás Nunca -  Remus LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora