II

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Se mantuvo en silencio, tirado en su cama. Aún podía oír las risas en la sala de abajo, pero no oía con claridad de que hablaban. Quería evitar pensar en lo que escucho, no sabía ni porque no quiso escuchar lo demás, ¿Por qué estaba en una escuela de héroes si no sería uno? Tembló nuevamente al pensar en eso. Quería llorar, y lo hizo, se sentía débil. Jamás lloro en ese tiempo, pero ahora parecía tan fácil. Los roles se habían invertido. Deseo con todas su fuerzas ser goleado por Izuku, ni bien se vieran, pero no pasó. Solo sentía su mirada sobre él, sus ojos verdes lo seguían, pero no podía alzar la mirada y confrontarlo.

Estaba seguro de que él cambio, paso a su lado para poder pasar a la cocina, estaba más alto que él. Se frustró al no poder ver más, quería pero no podía, y no sabía el porqué. Incluso su voz era un poco más grave. Pero no pudo ver otro cambio por su cobardía. Mirarlo sería un pecado.

Sintió frío, pero no tenía fuerzas para levantarse y buscar algo para abrigarse. Se dejó llevar por el ruido lejano de las risas y el golpeteo del viento en su ventana. Quedó dormido rápidamente. Pero no solía durar mucho, las pesadillas frecuentes lo mantenían despierto gran parte de la noche.

Y así paso.

Se levantó exaltado, sudando frío, con la respiración agitada y la mirada desorbitada. Paso unos segundos hasta que recobro la compostura y sintió un peso ajeno en la cama. Giro bruscamente, y el aire se le escapó de los pulmones. Ahí estába él, con una mirada preocupada. Atino a salir rápidamente de la cama y huir, pero las manos del peliverde lo detuvieron y jalaron de nuevo hasta el colchón. Eran grandes y cálidas, le quemaban con el simple tacto en su pálida piel. Se puso nervioso y como un automático, se desactivo y quedó helado. No dijo nada, luego arranco de nuevo, pero no era él.

– ¿Qué haces aquí, nerd de mierda? Suéltame, me das asco. – Otra vez le dolía, pero su cuerpo no se movía, solo su boca. Quería correr, los ojos esmeralda lo miraban fijamente, quería llorar. La mano del peliverde se levanto, apretó los ojos para recibir el golpe, pero nunca llegó. En cambio, sintió la calidez en su mejilla. Acuno su rostro en esa calidez que lo calmaba. Abrió lentamente sus párpados y se sorprendió por lo que hizo. – ¿Por qué tienes siempre esa expresión en tu rostro? –

No entendió, lo miro con duda, y como si lo hubiera entendido, Izuku le explicó; – Cada vez que te veía, siempre me mirabas como si a ti te doliera más que a mí... – Enmudeció completamente, estaba petrificado, ¿Qué significaba eso? – Me mirabas con dolor, con culpa, por eso nunca me aleje de tí... Pero cuando me dijiste aquello, me dolió verte así... – Estaba consternado, el miedo comenzó a crecer, la inseguridad le picaba y sentía su corazón golpearlo fuertemente. – Cuando me dijiste aquello, parecía que tú querías morir, me helo la sangre... –

Se miraron en silencio. Él siempre lo supo, no era nadie en el mundo, quería probar su existencia pero no encontró la manera correcta, siempre tarde. Se dió cuenta de que su sueño no era único, que cualquiera mejor que él lo lograría, como Izuku. Se inundó de inseguridades y dejo que otro ser dentro de él tomara el control. Cuando por fin tomo él las riendas, se sintió débil, vulnerable. En la UA había cientos de alumnos mejor que él, ahí afuera había cientos de personas mejores que él. No era nada, y jamás lo sería.

Bajo la mirada, Midoriya siempre decía la verdad, si era él, creería ciegamente que el cielo se caería.

Sintió como los brazos de su ex amigo lo rodearon, y se hizo un bollito en su pecho. Pronto sintió las lágrimas caer por su rostro. Lloro en silencio, siendo reconfortado por alguien que no merecía en su vida.

Izuku solo sonrió, por fin su amigo se abrió con él, y fue capaz de soltar su dolor. Entendió lo lastimado que estaba. Siempre supo de él gracias a su madre y sus tíos que solían ir a su hogar. Siempre fue feliz con saber que él lo era. El año que se separaron, él tomo la decisión de ser un héroe a su manera; un policía también es un héroe. Sabía que no llegaría lejos sin un quirk en el mundo de los villanos y héroes luchando con poderosas particularidades, pero si ayudaría a las personas en sus servicios como policía. Al menos, así podría estar un poco más cerca de sus sueños y de su querido amigo. Ayudo a su decisión un extraño encuentro con su héroe favorito, que aunque no fueron las palabras correctas que debió decirle un adulto a un mero adolescente, gracias a su madurez e inteligencia, supo aceptarlo y buscar algo mejor para él.

– Kacchan... – Lo llamo por el tierno apodo que le puso en su niñez, pero no recibió respuesta. Lo miro y se dió cuenta de que había quedado dormido en sus brazos. Sonrió dulcemente y lo recostó bien en su cama, lo tapo y miro por unos segundos. – Se suponía que me tenías que dar algo en que dormir.... – Recordó la invitación de los padres de Bakugou a quedarse a dormir, y como su madre acepto. Originalmente venía a pedirle un futón a su amigo, pero se distrajo viéndolo dormír. Sintió curiosidad por sus expresiones tristes y el sudor que comenzó a tener de la nada; 'una pesadilla', pensó.

– Como no me diste nada, tendremos que compartir la cama. – Sonrió para si mismo, acomodándose cerca del rubio y envolviendolo en sus brazos. Era conciente del enamoramiento que tenía con su amigo, lo supo desde jóven y lo acepto rápido. Al final, termino siendo más alto que él.

Con su nueva meta, decidió ejercitarse y ponerse en forma, pego un estirón para su agrado, así como aumento su masa muscular lo suficiente, nada exagerado para un adolescente, sin duda era mucho más guapo que antes, y muchos de sus compañeros y otros en la escuela podían confirmarlo. Cuando entro a shiketsu fue claro con los profesores sobre sus ideales y objetivo, y como una buena institución, apoyaron a su alumno y ayudaron en el corto tiempo que estuvo allí. Aún le quedaba mucho.
Incluso hizo buenos amigos, pero deseo poder estar junto a su rubio favorito.

Acaricio el rostro dormido de su amigo, admiro sus facciones y se sintió frustrado. Se notaba cansado, estaba más delgado y tenía ojeras, pero seguía siendo hermoso para él. Suspiro, y se durmió de igual manera a su lado.

¡Perdón! || BakuDeku ; DekuBakuOù les histoires vivent. Découvrez maintenant