CAPITULO 2

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Después de dejar a Tommy en la guardería la mañana transcurrió de manera normal, Andrea había salido a trabajar y él se encontraba solo en casa arreglando un mueble. Con los años Freddy se había acostumbrado a la rutina, a la tranquila y plácida rutina diaria. De casa al taller, del taller a casa, una rutiña con la familia de vez en cuando (Aunque no tan brutales como en las que va solo, por razones obvias), tardes en la playa con Tommy y sus habilidades escultóricas... la buena rutina.

Se encontraba perdido en sus pensamientos cuando inesperadamente sonó la puerta. No recordaba haber invitado a nadie, y era muy pronto como para que Andrea hubiera salido del trabajo.

Sin perder un segundo se dirigió sigilosamente hacia su habitación. Al llegar abrió el armario y sacó la pistola que tenía escondida al fondo de este. Una vez pipa en mano se encaminó hacia la puerta de la entrada. Con paso estable y tranquilo se asomó a la mirilla...y para su sorpresa no había nadie.

- Estás perdiendo facultades Trucazo - dijo una voz femenina a su espalda.

Instintivamente se dio la vuelta e instintivamente apuntó con el arma a la figura desconocida.

Una vez cara a cara con la intrusa pudo apreciar mejor sus rasgos. Largos cabellos rojizos cubrían su hombro en una trenza, vestía una larga gabardina negra aun con el calor que hacía, y sus ojos estaban ocultos tras una gafas de sol oscuras. Freddy rápidamente reconoció a la figura que tenía en frente.

- ¿Jefa?

- ¿Que pasa chorbo? ¿No vas a invitar a una copa a la madrina de tu hijo? - dijo quitándose las gafas de sol y mostrando una mirada alegre en unos ojos cansados.

Freddy soltó un suspiro de alivio y bajó el arma. Lo que le causó una risita a la mujer.

- Me cago en dios Evans, si querías una copiña ya sabes que me tienes a menos de una llamada. Pero estos sustos tienen que parar, que estoy mayor ostias.

- ¿Y qué tendría eso de divertido? Venga vamos a beber, tengo mucho que contarte, y un par de regalitos - dijo lanzándole una cerveza Estrella Galicia - eso sí, el vino lo pones tú.

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Freddy no había sabido de Michelle desde el cumpleaños de Tommy el año pasado. Así que le tranquilizó el verla de una pieza y sin ninguna extremidad en falta. Sabía que la razón por la que había estado tanto tiempo sin contactarse con ellos tendría que ver con alguna misión del CNI así que no hizo ninguna pregunta ante tan inesperada visita. En su lugar, le ofreció una copa del mejor vino del que disponía y una butaca en su salón para estar más a gusto. El salón no había cambiado mucho desde la última vez que estuvo ahí. Era amplio y luminoso, con grandes ventanales y gruesas cortinas que dejaban que los finos rayos de sol se colaran en la habitación. Un gran sofá azul con remates blancos lucía en mitad de él, y con la ayuda de dos butacas a juego a los lados hacían un medio círculo casi perfecto en este. La pareja había elegido específicamente esos muebles cuando la compraron puesto que les recordaban a la primera casa que compartieron, ya hace años en la isla.  La tele estaba apagada y en todo el salón se podían apreciar fotos de la familia, ninguna del padre de joven (por razones que se sobreentendían) pero la cara de Tommy se contemplaba en cada rincón junto a la de Gines. Estaba claro cuánto querían Andrea y Freddy a sus hijos. Y sobre todo todavía despertaba esa sensación acogedora que sintió la primera vez que lo visito.

- Bueno, cuéntame, ¿Qué tal está mi ahijado?

- Esta mazo bien la verdad, volverá dentro de unas horas, por si planeas quedarte. Ya sabes que nuestra casa es tu casa jefa, aquí tienes una familia para lo que necesites.

- Gracias Freddy, significa mucho. - le miro a ella con agradecimiento.

Aunque no quería, Freddy sabía que tenía que sacar al elefante de la habitación.

- Dentro de poco es el aniversario de aquello...¿que tal lo llevas? - Preguntó él con toda la delicadeza posible.

- Nada que un buen vino no pueda arreglar...¿y tú?

- Más de lo mismo la verdad - reconoció él mientras mantenía su mirada fija en la rojiza copa de vino que tenía en su mano.

El silencio ensordeció la habitación, sus formas corpóreas seguían en la sala, pero era evidente que sus pensamientos habían viajado muy lejos. Ninguno de los dos dijo ni una palabra mientras tomaba otro sorbo de aquel vino.

Varios minutos después Michelle por fin rompió el silencio, con voz firme pero triste a partes iguales.

- Los doctores me han recomendado desenchufar a Volkov.

Freddy la miró con una mezcla de sorpresa y preocupación.

- ¿Y qué piensas hacer ?

Michelle le correspondió con una mirada melancólica.

- ¿Tu que crees? - murmuró entre una risa desganada - No puedo hacerlo Freddy... se que es egoísta de mi parte, pero simplemente no tengo la fuerza como para perder la poca esperanza que me queda.

- Evans... no puedo tomar esta decisión por ti... pero por experiencia propia, no puedes aferrarte a recuerdos del pasado - declaró él mientras lanzaba una mirada a una fotografía de dos niños vestidos con ropa de pesca que tenía en el mueble del salón - Por que sino nunca podrás apreciar el presente, y te quedaras estancada, nunca encontrando tu felicidad.

Ella asintió con la cabeza, asimilando lo dicho. 

- Hemos perdido mucho, tu y yo.

- Creo que la forma correcta de exponerlo es que hemos perdido a muchos.

- Demasiados.

- Chim.

Los dos pegaron un sorbo al vino.

- ¿Qué harías tú en mi lugar Freddy? - Le cuestiono con una mirada firme.

- No es mi sitio jefa, ya lo sabes. La mitad del tiempo que lo conocí me la pasé intentando secuestrarlo y la otra mitad riéndome de esa cariña de oliva que tenía. No soy el más indicado ni para decidir qué come - Bromeo él, intentando aliviar la tensión del momento.

- Sé que es estúpido, pero me gustaría poder salvarlo. Por lo menos a el. Aquel día perdí a un hermano y dos sobrinos, perdí a toda la familia que me quedaba.- suspiro ella - Volkov fue arrastrado al CNI por Jack, y me gustaría que tuviera una oportunidad de ser feliz. Como tu. Se que es lo que él hubiera querido.

- ¿ Pero qué es lo que V hubiera querido? Ese chiupapollas dedicó casi toda su vida y existencia a servir a C. ¿Quién será quien le de la noticia de que aquel por el que había sacrificado tanto ya no está ? Yo ya te digo que yo no. - Anunció. Y le dio otro sorbo al vino a modo de sentencia.

- No se, es algo a lo que le tengo que dar unas vueltas.

- Decidas lo que decidas estaremos aquí contigo. - agregó él, colocando su mano en su hombro a modo de apoyo.

- ¿Sabes Freddy? Si hace cinco años alguien me hubiera dicho que nos encontraríamos en esta relación de amistad tu y yo... probablemente le habría metido un puñetazo en la cara.

- ¡Auch! La traición neno, la ofensa, - Freddy se llevó las manos al pecho, imitando un paro cardíaco - ¿ Incluso después de que te ofreciera una tableta de chocolate a medio comer? Ya no se puede confiar en nadie en esta vida.

Por fin parecía que el ambiente en la habitación estaba volviendo a su alegre ser. Michelle no paraba de reír, como siempre el humor del chorbo conseguía sacarle una sonrisa. Y por un momento olvidó la verdadera razón por la que había venido junto a el dolor que le estaba causando engañar a Freddy. Pero esa era la realidad, no podía involucrarlo en esto, por mucho dolor que eso les pudiera causar a los dos en el futuro. 

Antes de que me lleve el vientoWhere stories live. Discover now