Capítulo XVIII

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"Érase una vez una oruga que terminó atrapada en una tela de araña, lastimándose al tratar de escapar"

Rini

Los malos momentos no se previenen, los malos momentos simplemente existen. Puede que no estés haciendo absolutamente nada y de pronto toda la situación se retuerza de la peor manera. Ese día lo confirmé.

Estaba en camino de la cafetería, acababa de superar mi primer examen de una manera extraordinaria, si todo iba bien podía ser ascendida a la clase A.

"Junto a Alain"

Silencié avergonzada a la vocecita de mi cabeza. En el momento en que cruzaba por el pasillo de los anuncios, me vi sorprendida por la cantidad de alumnos reunidos observando el mural. Me acerqué curiosa, de repente anunciaban un postre gratis en la cafetería.

Mi corazón se detuvo cuando observé la frase pintada con enormes letras rojas.

"Ekaterina Gallardo es una ladrona"

No una, ni diez. Eran cientos de fotos mías, de mi familia y del cartel de requisitoria de mi primo Roger.

La conversación de Halloween que tanto me esforcé en desviar, volvió como un recuerdo insano y persistente. Sentí las miradas asqueadas y furiosas de mis compañeros sobre mí.

"—No tienes porque renunciar a tu sueño por esto Rini, tú no has hecho nada malo"

El consuelo de mi madre hace medio año resonaba en mi cabeza como ave de mal agüero, siempre estuve aterrorizada de ser descubierta. Mis piernas se movían torpemente hacía atrás tratando de escapar.

—¡No es cierto! —Exclamó frustrada Cherry mientras arrancaba encolerizada uno de los carteles pegados — ¡Rini solo tienes que decir todo es una mentira!

Los ojos avellanas me miraban suplicantes a la espera de una respuesta afirmativa a su exclamación, a su lado mi mejor amigo con una expresión de decepción mas que de asombro, acarició el hombro de su novia en un intento de hacerle comprender de que no iba a ser posible.

No aguanté mas y atravesé el pasillo en busca de una salida.

—¡Rini espera! —gritó Lucas.

No podía involucrarlos en esto, por mas que lo único que quería era un aliado en esta batalla perdida. Traté de ignorar todos los susurros e insultos de la multitud, excepto que cuando te acostumbras a cierta voz puedes reconocerla sin intención.

—Esto es tan desagradable.

"Alain"

No me giré para confirmar lo que mis oídos habían percibido. No lo soportaría, no de él. Las lágrimas luchaban por salir pero me negaba a dejarlas ir hasta estar en alguna zona segura del bosque. En el momento en que logré avistar la salida al patio, una figura cruzó por mi costado sonriendo.

Era ella, era Daisy.

No había nada que me asegurara que había sido ella, pero dentro de mí lo sabía. Creo que si no estuviera tan desolada por los sentimientos de tristeza, la rabia se hubiera apoderado por completo de mí, y la hubiera atacado.

Pero ese día no sería.

Estaba en la copa de un árbol no tan alto, reposando mi cabeza adolorida por los quince minutos de llanto incontrolado. Tenía que dar un examen luego del almuerzo, apreté mis ojos con fuerza al recordar el precioso momento en que mis padres y hermano me dieron mis prendas para el baile.

CrisálidaWhere stories live. Discover now