二十三

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La recuperación y rehabilitación de Hanako fue algo lenta, entre volver a caminar desde cero y seguir el régimen por algunos meses, no correr o sobre estimularse, cuidar la alimentación y hacer chequeos cada cierto tiempo, para ver el estado de su corazón.

Pasaron cuatro meses desde aquel acontecimiento, y desde que Suna Rintarō ya no estaba con el grupo de amigos, pero siempre era recordado y visitado los fines de semana en el cementerio, siendo un encuentro que pasaba de las lágrimas hasta las sonrisas.

Hanako pudo reincorporarse a las actividades de la universidad, con ayuda de cada uno de sus amigos y su novio, pudo ponerse al día en cada trabajo y actividad al igual que dar algunos exámenes libres, así encontrándose oficialmente en segundo año y casi por terminarlo.

Siendo septiembre, uno de los meses favoritos desde que tiene uso de razón, no tanto por su cumpleaños, pero si por el otoño y el extraño clima frio y cálido, se encontraba con Osamu entre las calentitas frazadas de polar viendo una película, mientras que al exterior caían algunos copos de nieve con lentitud.

- ¿Qué vas a querer por tu cumpleaños, amor? -preguntó el castaño mientras alzaba de la mesita ratona su tazón de chocolate caliente.

-Nada en especial la verdad, sabes que no soy de pedir cosas. -Comenzó a reír la fémina.

Dejando de vuelta en la mesita aquel tazón que contenía el chocolate, el ojigris abrazó con algo de fuerza el delicado cuerpo de su novia. -Entonces, podré sorprenderte, ya que será en dos días, me queda tiempo.

La muchacha recibía con muchísimo gusto el abrazo del contrario, y sintió que depositaban un beso en su cabellera. -Eres tan lindo cariño, me dan ganas de comerte a besos.

La sonora carcajada del muchacho la hizo sonreír, sintiendo como todo estaba bien en el mundo, como si nada hubiera pasado, pero aún pensaba en aquel peli marrón, haciendo que su deslumbrante sonrisa desapareciera.

Viendo aquel cambio en su chica, Osamu se animó a preguntar.

- ¿Lo extrañas, verdad? -Una sonrisa compresiva y triste se había formado en el rostro masculino.

-Bastante, pero no por el sentido que piensas -la rubia miró directamente aquellos luceros grises- conozco a la perfección cuando te pones inseguro.

-Eso no es verdad -desvió la mirada algo apenado- no estoy pensando nada fuera de lo normal.

El suspiro que provino de la chica lo descolocó, y antes de que pudiera hablar, ella se adelantó. -Tus ojos se ponen opacos y juegas con tus dedos, ni que decir de que te muerdes el labio con demasiada fuerza -el castaño quedó sorprendido ante aquel análisis que la joven hizo- Osamu, te amo a ti, y eso no va a cambiar, a Suna lo extraño porque jamás podré decirle de frente el "gracias" que llevo clavado en mi interior, si, él fue una persona demasiado importante para mí, pero te elegí a ti por sobre todo, porque siempre estuviste ahí para mí, apoyándome y amándome como solo tú sabes hacerlo, y de verdad, no sabría que hacer sin ti.

Aquella confesión de la pequeña que tenía aún entre sus brazos, la cual lo miraba decidida, segura de sus palabras y con una dulce sonrisa, hizo que las lágrimas llegaran sin aviso alguno, dejando un pequeño manto transparente en sus grises ojos.

-Perdóname por ser inseguro a veces -los hipos por el suave llanto le impedían hablar claramente- pero me es imposible no compararme en algunos momento con la persona que fue tu primer amor.

La chica se levantó de su refugio y le extendió la mano a su chico. -Abrígate mi vida, quiero mostrarte algo. -Y la sonrisa característica de ella, hizo que el pecho del muchacho se sintiera un poco más cálido después de aquella inseguridad que lo invadió anteriormente.

Binding Souls (Suna Rintaro, Osamu Miya X OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora