[CINCO]

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Niall cavilaba. No podía creer lo que había hecho. Después de todas esas palabras de sabiduría que se había dicho sobre no acercarse a ella, no solamente la había tocado, sino que la había besado. Y a pesar de su negativa, ella también lo besó... concienzudamente.

Se levantó y empezó a caminar por todo el cuarto.

—¿Qué pasa?

—Nada.

—¿Por qué paseas de un lado a otro?

—Necesito moverme —dijo y luego se detuvo. Durante un largo rato la miró. Pareció tomar una decisión y caminó hasta la puerta. Alex lo observó descolgar su chaqueta del perchero y ponérsela.

—¿Adónde vas? —le preguntó.

—Afuera.

—¿Afuera dónde? Todavía está nevando muy fuerte y no llevas camisa. Caerás enfermo.

—Eso sería un regalo de Dios —musitó.

—¿Qué has dicho?

—Nada.

—Niall...

Él abrió la puerta y el aire frío entró dentro de la cabaña.

—Voy a salir —lo dijo y lo hizo.

La puerta se cerró con un portazo y Alex se quedó allí, inmóvil y confundida, mirándola. Sacudió la cabeza como para aclarar sus pensamientos y entonces caminó hasta la ventana para espiar a izquierda y derecha; no pudo encontrarlo. Ya iba a darse la vuelta cuando él entró en su campo de visión.

Empezó a caminar de nuevo; parecía que hablaba, no... discutía con alguien. Movía los brazos y gesticulaba con las manos. Alex miró en torno, pero él estaba completamente solo. Pensó que quizá tendría «fiebre de cabaña», o tal vez se estuviera volviendo loco. No sabía qué estaba pasando dentro de su cabeza, pero estaba segura de que tenía algo que ver con ella.

Algo que ver con ese beso.

Podría ser virgen, pero estaba lejos de ser una ingenua. Sabía muy bien cuándo un hombre estaba excitado y Niall Horan estaba muy excitado. Eso sería peligroso en muchas circunstancias y ninguna más que aquélla, cuando los dos estaban virtualmente atrapados y aislados. Alex no tenía duda de que, si él quería hacerlo con ella, por decirlo de alguna forma, no tendría ningún problema en llevarlo a cabo con toda facilidad.

Sin embargo, no tenía miedo. Era extraño, la idea una vez sembrada empezó a enraizar y a crecer. En realidad, no quería relacionarse con un hombre, pero había grados de compromiso. Él, después de todo, era un hombre muy atractivo y ella también. Una vez que el destino de su carrera estaba decidido, una de sus metas personales a corto plazo era desembarazarse de esa carga de la virginidad tan pronto como le fuera posible.

¿Por qué no allí? ¿Por qué no en ese momento? ¿Por qué no... con él?

Él parecía sano, aunque eso era difícil de decir sólo con mirarlo. Ella podía preguntarle sobre su historial sexual, pero él también podía mentirle. Y también podía hacerlo cualquier hombre que ella conociera para que le hiciera ese servicio.

Alex se mordió el labio mientras esa miríada de pensamientos cruzaba su cabeza. Niall había dejado de discutir con su adversario imaginario. Seguía observándolo cuando él miraba hacia el bosque cubierto por una gruesa capa de nieve; el único signo de vida era el vaho de su aliento. Se quedó quieto durante mucho tiempo, como una estatua y Alex esperó a que se moviera.

Y lo hizo. Como si hubiera escuchado el «canto de la sirena», se volvió despacio casi formando un círculo. A través del cristal empañado de la ventana, sus ojos se encontraron y retuvieron la mirada. Niall no hizo ningún movimiento hacia ella porque no tenía que hacerlo. La mirada de sus ojos le enviaba un mensaje poderoso, aunque invisible. El corazón de Alex empezó a palpitar con fuerza y las palmas de sus manos a transpirar mientras respondía.

Niña Rica - Niall Horan.Where stories live. Discover now