13) Recuperación

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   Una semana después Fargan atendía a terapia para recuperar el movimiento de su brazo por completo. A pesar de que no hubiese sido nada grave, aún le dolía y tenía que fortalecer sus músculos para que estos no se atrofiaran por la poca movilidad que le daba al estar recuperándose en un principio.

   Hoy era su último día con la kinesióloga, a partir de mañana, el castaño continuaría con sus ejercicios en casa ya que mejoraba rápidamente.

   El albino por su parte se ofreció a acompañar a su amigo en su última sesión, ya lo había acompañado un par de veces antes, y Fargan se sentía muy agradecido por aquello, al menos tenía alguien con quien bromear de vez en cuando.

—Fargan, que si no puedes descansa un rato, luego lo vuelves a intentar—el castaño era obstinado y demasiado orgulloso para aceptar que no le daban los brazos ya.

—Que no, que no, que sí puedo, mira—intentó alzar la pelota que sostenía en sus manos un poco más arriba, pero su brazo derecho le traicionó y terminó tirando la pelota al suelo.

—Que te dije que descanses, no necesitas impresionar a nadie, Fargan, ve con calma que sino te lesionas—Le dijo con tranquilidad.

—¿Y tú cómo sabes cuáles son mis límites? ¿Qué, eres psíquico o algo para saber cuando me duele o no?—le respondió el otro frustradamente.

—Sólo intento ayudar.

—Pues mirando y regañándome no ayudas, tío—le dijo pesadamente.

—Si te vas a poner así, no sé ni para qué vengo, sólo quería acompañarte—se enfadó Willy—avísame cuando entres en razón—se iba camino a la puerta.

—¡Espera!—le gritó—no te vayas—Willy se dio media vuelta esperando que su amigo hablase.

—Que no era mi intención echarte, me gusta tu compañía—volvió a hablar Fargan.

—Mira, quizás no sepa lo que se siente estar en tu lugar, sólo puedo guiarme por lo que veo, y lo que veo es que muchas veces te sobre exiges. Te conozco lo suficiente como para saber que te impacienta el no poder estar de vuelta en la estación aún—Willy se mostraba comprensivo— y lo entiendo, pero eso no significa que porque subas la pelota más veces te sanarás al instante.

—Lo sé, lo sé—Fargan se sentía como un niño siendo regañado por su madre.

—Sólo no saques tu frustración en mi, ¿vale?, que si gasto combustible para venir no es para que discutamos—ahora le sonrió para hacerle saber que ya estaban en buenos términos nuevamente.

—Sí, madre—bromeó el castaño.

—Eres bobo, ¿lo sabes?

—Lo tomaré como un cumplido.

Los dos se sonrieron y Fargan continuó con sus ejercicios, volviendo a sentirse a gusto con su compañía. 

El Momento Exacto [Willgan AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora