VII

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A lo largo de un par de meses la rutina era la misma, ir y venir del trabajo; había hecho un espacio en su apretada agenda para ir a dejar a Norman a la universidad y eventualmente pasar por él a la hora de la salida. No había salido nada sencillo hacer eso, por lo que apenas dejando a Norman en la casa, tenía que regresar a la oficina, a hacer un par de horas extras luego de la hora de salida general. Y la salida general era a las 5 de la tarde.

Lo que le dejaba un apretado horario, pues diario; por lo menos pasaba una hora en casa de Emma, jugando con su bebé, y si podía, dejándolo dormido antes de irse a eso de las 8 de la noche.

Eventualmente tenía que caminar rápido a casa para llegar antes de las 9 o Norman se ponía de mal humor. Tenía que cocinar la cena y lavar los platos, porque el de ojos azules se encargaban del aseo de toda la casa. Evidentemente quedaba cansado después de un día laboral aunado a que casi todas las noches tenía que complacer a Norman.

Ray Estaría mintiendo si dijera que no le gustaba, pero a veces estaba sumamente cansado, que; ni siquiera caía ante las caricias del rubio.

Cosa que a Norman no le caía nada en gracia porque al día siguiente no preparaba un desayuno para él, y tocaba irse en ayunas, pasar toda la mañana sin comer, hasta el medio día, que era hora del almuerzo en la oficina y podía irse a comprar un café y alguna cosa que viera.

Y eso pasaba por lo menos un día a la semana, estaba acostumbrado, y hoy era uno de esos días; Estaba de un humor terrible, incluso nadie se acercaba a su oficina porque sabían los gritos que a veces pegaba a los empleados bajo su cargo por no hacer las cosas bien.

No había comido nada en todo el día, y eran cerca de las dos de la tarde, aunado a que tenía que entregar para la junta directiva un resumen entero sobre el área que él manejaba. Estaba estresado, hambriento, enojado y triste de alguna manera.

Su teléfono empezó a sonar a su lado, se le pusieron los nervios de punta pensado que de nuevo era el pesado de su jefe para apresurarlo, pero no fué así.

—¿Diga?— respondió un tanto temeroso.

—¡Señor Ray! Hay un chico en la recepción pidiendo... No, exigiendo verlo ahora mismo. ¿Debería dejarlo pasar?— Hablaba su secretaria con angustia, pero Ray no se relajó al saber que no era su jefe, al contrario. Su estrés se triplicó porque bien sabía quién era el chico.

—¡No, no! Enseguida voy.— no había otro camino, Norman sería capaz de armar un escándalo sólo para conseguir lo que quería.

Se apresuró a salir casi corriendo, toda la gente fuera de la oficina le siguió con la vista, unos más discretos que otros, pero al fin y al cabo lo veían.

Su mente se abrumaba, sólo un par de veces antes había ido a buscarle hasta su oficina, pero habían Sido verdaderas emergencias que ameritaban la ocasión, así que no dudó mucho. O tal vez sí; cuando salió del ascensor caminó unos pasos a la recepción observando a su novio levantarse de una de las sillas para la espera. Caminó un tanto apresurado, pues Norman lo hacía igual.

Pero ni siquiera alcanzó a saludar o decir algo, porque Norman lo había recibido con una cachetada fuerte, que le giró el rostro y eventualmente los presentes quedaron boquiabiertos, incluyendo la recepcionista que parcialmente estaba frente a ellos.

Ray tembló de la rabia, el estruendo había sonado tanto, que aún hacía eco en su cabeza.

—¿¡Que significa ésto!?— reclamó mostrando algo en la pantalla de su celular, pero en realidad Ray ni siquiera miró eso. Le tomó del antebrazo arrastrándolo a la salida, escuchando las quejas del de ojos azules y los murmullos de la gente. —¡Ray!—

A T T E N T I O N [CANCELADA]Where stories live. Discover now