Cinco

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Concentración. Tenía que estar centrado, relajarse y pensar en la forma humana. Dejar que su mente se eclipasara bajo ese concepto y nada más.

Todo estaba oscuro, pero al cabo de varios minutos Naruto pudo sentir un cosquilleo bajo su pelaje. Su cuerpo dio una fuerte sacudida y...fue todo. Cuando abrió los ojos, lo primero que notó fue el semblante angustiado de Itachi. Ya fuera porque no lo había conseguido o tal vez porque había estado muy cerca de lograrlo.

-Lo intentaré de nuevo- Naruto iba a tenderse sobre el cesped cuando el Alfa se interpuso en su cometido, tomandolo firmemente del pellejo (como hiciera tantas veces su padre) y haciendolo a un lado con una simpleza estremecedora.

-Por hoy es suficiente- dijo Itachi con rotundidad, indispuesto a que el pequeño siguiera desgastandose mentalmente por alcanzar un proposito demasiado inverosimil para su corta edad. -Ya es de noche. Seguro no tardaran en buscarte.

Confirmando lo recién dicho, Naruto levantó su mirada al cielo estrellado. Las esponjosas nubes de la tarde habían desaparecido para dar lugar al infinito centelleo nocturno.

-Pero lo sentí esta vez, Itachi. Muchas cosquillas y el mareo- se alzó en sus patas traseras y apoyó las delanteras en el lomo oscuro del lobo. -Ya pasaron muchas lunas sin que lo consiga.

Itachi suspiró, abrumado por la cercanía del Omega, cada vez le resultaba más complicado mantenerse a raya, sus instintos le exigían llevar a cabo lo prohibido.

-Puede que la siguiente vez que nos reunamos, lo logres- trató de animarlo. -Necesitas descansar antes de volver a intentarlo.

Naruto se fijó en la oscuridad reinante del prado. Sus ojos azules se iluminaron bajo el brillante vuelo de las luciernagas. Fue tras una de ellas y pensó en lo genial que sería poder volar. Aunque se conformaba con poder andar a dos patas, como los humanos. Quizá hasta sería más alto y entonces podría alcanzar las manzanas que pendían de los árboles más grandes.

-Itachi- regresó trotando al claro y se sentó frente a él, sus ojos atentos a cada movimiento del Alfa. -Mamá dijo que tengo que encontrar algo importante...¿me ayudarías?

A Itachi no le extrañó del todo la petición. Venía reuniendose con Naruto cada atardecer y cada noche en los dos últimos meses. Aquellos encuentros furtivos habían pasado a convertirse en una parte importante de su rutina diaria. Sin embargo, lo que más temía Itachi era volverse descuidado. Con el paso de las estaciones, sus responsabilidades dentro de la manada se duplicaban. Se esperaba mucho de él y la gran disyuntiva empezaba a cernirse como una nube oscura antes de la tormenta.

-Eso depende- bromeó. Naruto se tumbó en la hierba e Itachi no perdió oportunidad para acorralarlo como hacía últimamente.

-¡No!, basta...me haces cosquillas, dattebayo- Naruto rió una y otra vez por las lamidas que Itachi ejercía en su vientre. Apoyó sus patas traseras en el cuello del Alfa para detenerlo y se quedo quieto cuando Itachi tambien lo hizo. -Mamá dijo que tengo que encontrar a mi alma gemela pronto.

Itachi recuperó poco a poco la compostura. Una estela opaca se instaló en sus pupilas.

-Antes de la primavera- sonrió Naruto, sin notar el cambio drastico en el humor de Itachi. -Naruko dice que eso es muy dificil. Menma se molestó con mamá por pedirme eso, ¿tú tienes una alma gemela, Itachi?

Itachi apartó la mirada hacia su costado.

-No- respondió con seriedad. -Se hace tarde. Debes volver- Naruto agachó las orejas y lo miró expectante. -Te veré luego.

-E-Espera, Itachi- corriendo, Naruto se le atravesó en el camino, convencido de haberlo hecho enfadar pero sin comprender el motivo de la ofensa. -Papá nos llevará a cazar a las montañas por unas lunas. Cuando regresé te traeré un obsequio. Solo dime que te gusta.

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