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A la semana siguiente Payton volvió a la escuela, se había curado de la gripe pero gracias al beso que nos dimos me enfermé, así que no asistí a clases. Estaba tirada en mi cama con el celular al lado cuando sonó indicándome que había llegado una notificación, lo desbloquee y vi que eran unos snaps que me había mandado Payton.
Sonreí al verlo con los efectos del perrito o la cara modificada, es tan tierno, por último me mandó una haciendo puchero y diciendo "te extraño", eso me hizo el día.
Le respondí también que lo extrañaba, después dejé el celular ya que entró a clases, pero dijo que iría a mi casa en cuento sea la hora de salida.
***
Estaba profundamente dormida hasta que escuché algo caerse, desperté asustada, se escuchaban gemidos de dolor afuera de mi casa. Me levanté de la cama rápidamente y me asomé por la ventana, en el suelo estaba Payton retorciéndose de dolor.
***
Estábamos en el hospital, resulta que Payton trató de escalar el árbol que estaba cerca de mi ventana para entrar por ahí, pero no calculó bien y se cayó, ahora tiene el brazo roto. Tuve que llamar a su abuela para que lo llevara al hospital porque mis padres no estaban en casa y yo no sabía manejar, lo bueno que no tardó demasiado ya que la escuela queda cerca de mi casa.
Ahora estaba en la habitación que le habían dado a Payton, yo estaba en pijama y él se estaba burlando de mí.
— Cállate, por lo menos yo no me rompí el brazo — le saqué la lengua.
— Es que no puedo creer que sigas usando pijama de conejitos, Maddie — se rió y chilló un poco porque movió su brazo lastimado.
— ¿Entonces cuál pijama debería usar según tú? —.
— No sé, pero creo que en lencería estaría muy bien —.
Me acerqué a Payton y golpeé su brazo roto.
— ¡Auch! —.
— Deja de decir... — Estornudo. — comentarios... — Estornudo. — obscenos—.
Payton soltó la carcajada y yo no pude evitar reírme también, después nos quedamos viéndonos y él sonrió.
— No me importaría que me pasaras la gripe de nuevo — murmuró.
Sentí mis mejillas calentarse y solté una risita nerviosa. Me acerqué a Payton dispuesta a besarlo pero alguien azotó la puerta y comenzó a gritar.
— ¡Pero que bruto, Moormeier! ¡¿Te crees el hombre araña o qué!? — era Olivia, la abuela de Payton.
Nos separamos rápidamente y comencé a reírme sobre el comentario de Olivia, estaba regañando a Payton sobre querer escalar el árbol de mi casa para meterse a mi habitación.
— No lo vuelvo a hacer abuela, tranquila —.
Otra vez, ese día, no escribí una carta hecha avión de papel.
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