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¿Alguna vez has tenido la sensación de estar viendo a tus ídolos, ya sea en la televisión o en internet y preguntarte como es posible que sean personas de carne y hueso como tú y yo?

Muchas veces se me ha cruzado por la cabeza pensar que, en efecto, son irreales... llámale robots, clones, reptilianos, efectos especiales hechos por computadora, porque no hay manera de explicar cómo diablos el universo real aguantaría algo tan perfecto.

Pues así lo creía, y esa teoría no iba a caerse hasta que pudiera verlos con mis propios ojos y confirmar lo contrario.

¿Y qué crees? Tengo a Taehyung a menos de un metro, conduciendo su automóvil, viéndose sumamente relajado. De vez en cuando canta lo que sea que suene en la radio. Relame sus labios, acomoda su cabello, por ratos sonríe viendo el simple pero hermoso espectáculo que brinda Seúl de noche a través de la ventanilla, donde la misma luna pareciera haber cobrado vida y seguirnos a medida que aumentaba la velocidad del viaje.

Y aún sigo dudando que sea real. Pero así se siente.

No, no es Seokjin como probablemente lo hubiese soñado mil y una vidas. Para ser sincera, a Taehyung realmente nunca le había prestado atención antes, pero aún así, en este preciso instante, nadie más que él parecía encajar perfectamente en esa bonita imagen que se aparecía frente a mis ojos.

Ya casi no queda mucho camino por delante. Quisiera preguntarle tantas cosas, sin embargo nada sale de mis labios y otra vez se hace presente el silencio, aunque ahora ya no es incómodo.

Volteé nuevamente a mirar hacia mi lado de la ventanilla. Estamos afuera, la voz de la señorita del GPS confirma que hemos llegado a destino.

—¿Es aquí?

Miré desde allí y señalé hacia la ventana del primer piso del edificio de apartamentos.

—Sí, ahí arriba vivo.

Él asintió con una pequeña sonrisa y detuvo el auto.

No sé muy bien como despedirme, creo que hubiese querido que este momento no llegara tan rápido o solo tal vez, por esta vez, hubiera tomado el camino más largo. Pero no fue así.

Sé que principalmente debo agradecerle el buen gesto. Fue muy gentil y considerado de su parte traerme hasta mi casa, más cuando ni siquiera tenía por qué hacerlo, recordando todo el desastre que causé en el restaurante.

Sonreí educadamente y desabroché mi cinturón de seguridad, mientras tomaba mi mochila y abría la puerta.

—Muchas gracias por traerme, en verdad no te hubieras molestad–

De acuerdo, no me dejó terminar, ya que él también desabrochó su cinturón y apagó el coche.

—Acepto las gracias, pero también hay algo que quisiera saber...

Bueno, esto se está poniendo un poco raro.

Se puso a juguetear con sus manos sin quitar la mirada de ellas y es fácil deducir que está intentando buscar las palabras adecuadas a lo que sea que esté queriendo preguntar.

Y por supuesto que me está llenando de ansiedad el saber qué demonios es eso que quiere saber.

Mil cosas se me atraviesan por la mente, y todas ellas tienen que ver con que tal vez deba pagarle la gasolina del viaje o la camisa Gucci arruinada que seguramente es más costosa que todo mi apartamento.

¿Será que aquí es donde algo interesante está a punto de pasar y de repente... pum... te despiertas con la saliva seca pegada entre la mejilla y la almohada?

Love Looks Better (On You) | KTHWhere stories live. Discover now