𝙲𝙰𝚁𝚃𝙰 5

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E:

Lo que quiero hacer primero después de regresar es poder abrazarte.

Deseo volver a sentir tus cálidos brazos en mi de nuevo y que me transmites tu calor que siempre he amado. Poder poner mis labios sobre los tuyos y nunca soltarte, acariciar tus hermosas mejillas y tu cuerpo.

Lo único que deseo es estar en tus brazos siempre.

Quisiera saber que estas haciendo ahora, además de estar leyendo esta carta. ¿Qué estabas haciendo? ¿Leías? ¿Fuiste a dar un paseo? ¿Recorrías tu acogedora casa? ¿O pensabas en mi?

¿Cómo esta Rachel? Esa pequeña es tan parecida a ti. Junto con Philip eran unos hermanos muy traviesos.

Recuerdo que siempre me hacían bromas.

Supongo que se puso feliz al ver a su hermano volver a la guerra, ¿no es así?

Y por cierto ya se acerca tu cumpleaños. Ya serás más viejo.

Lamento no estar ahí en ese día tan especial, es decir, es tu cumpleaños, y no puedo estar ahí y odio eso.

Lo odio con alma.

Quiero ver cuando partas el pastel, cuando oigas las felicitaciones de los demás. Quiero verlo, y obviamente no para ver cómo Rachel te lanza el pastel a la cara.

Ya tendrás 22 años, ¿Cómo se siente? Yo los cumpliré hasta diciembre, lo cual pasará en muchos meses.

Me imagino como seria tu fiesta de cumpleaños. Grande y extravagante, y tú en un rincón viendo a todo el mundo mientras te sentías excluido porque no te gustaban ese tipo de fiestas. Eso pasaba en todos los años, y posiblemente pase este año, aunque con menos invitados, presupuesto y regalos. O incluso solo tú y tu familia con un pastel enfrente de ustedes.

Siempre me decías que nunca querías un regalo de mi parte, que tan solo estar a tu lado era suficiente. Pero yo quería y quiero.

Te tengo que dar tu regalo, aunque no en físico.

Siempre me decías que te encantaba los que escribía y que anhelabas un día escribiera sobre ti.

Ahora lo obtendrás.

Eran los únicos en ese campo. Uno iba con un pantalón negro y una simple camisa blanca, mientras que el otro iba con su uniforme de militar. Él ultimo miraba con cariño y apreciación al ser que estaba enfrente de él. Estaba encantado por la belleza de su amor.

"Amor" susurró el militar y su amado volteó a verlo "Te amo" tras oír esas palabras se acercó para poder abrazar a su valiente soldado y poder besarlo con un toque tierno en los labios.

"Yo también", el militar lo apretó ligeramente con cuidado no quería lastimarlo. Duraron así varios minutos, no querían soltarse ya que después de ese brazo venia su despedida, y se verían en mucho tiempo, mucho, mucho tiempo. Sus últimos minutos juntos y sus manos estarían separadas, igual como sus corazones. Se soltaron poco a poco mientras que sus ojos estaban mirándose por una ultima vez.

"Volveré" murmuró el soldado acariciando la mejilla del otro, se acercaron poco a poco y sus labios se encontraron en un beso, este ya no era tierno, era con amor y pasión. Querían sentirse por ultima vez. Sus respiraciones eran aceleradas, separaron para poder tomar aire, sus frentes estaban apoyadas en la otra y se volvieron a ver a los ojos, sus miradas eran cálidas pero también tenían otro significado.

Era una mirada de despedida.

Separaron sus cuerpos lentamente, y sus manos fueron las ultimas en tocarse pero nunca dejaron de verse.

Pequeñas lágrimas se asomaron en los ojos de ambos. Y empezaron a separarse con pasos lentos. Cada paso era un recuerdo, cada paso era un beso hecho, cada paso era el corazón rotó de cada uno.

Cada paso era la destrucción de ambos.

La distancia ya era demasiada para arrepentirse. Ya no había vuelta atrás.

Ya no.

Pero tan solo con la mirada se prometieron algo: Se buscarían en la otra vida.

Albert

Cartas a mi amado (Editando)Where stories live. Discover now