Uno

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—Kody no me hagas esto, por favor —rascó su cabeza mientras para después gruñir molesto mezclado con recelo.

Era lo mismo todas las mañanas, su vida sería mucho más fácil sí es que Kody le diera el "Buenos días" en vez una patada en el estómago u otra parte de su anatomía. Restregó una mano contra su rostro, rascando de paso su entrecejo. Sinceramente no quería tener otro moretón en el cuerpo, pero no tenía de otra.

—Kody, ya es de mañana, despierta. Es hora de que vallas a la escuela —no recibió respuesta, como siempre.

Aun estando en el marco de la puerta, deseaba enserio que no lo hiciera ir hasta allá y jalarle la manta que lo cubría, además de darle pena despertarlo, se sabía lo que venía. No, en definitiva, no quería repetir eso durante todas las mañanas. Seguro existía otra forma, sí que debía, no soportaba la idea de que nada más puede recibir golpes y jalones. Necesitaba pensar.

Más no se le ocurría nada, no ahora. Se hacía tarde y tiempo no tenía para planear una estrategia nueva, esa la pensaría de mientras estuviera afuera de las aulas esperando a Kody.

Con paso pesado se acercó hasta estar en la orilla de la cama donde reposaba el hechicero. Comenzó a mover las sábanas, esperando que se despertara rápido, pero era totalmente inútil.

—Kody, por favor, ya es hora de que te levantes, no me puedes hacer esto cada vez que te trate de despertarte— lloriqueó con las orejas gachas.

No aseguraba si estaba despierto o no, algunas veces lo escuchaba roncar y en cuestión de segundos se veía más fresco que una lechuga. Un enigma total.

Volvió a gruñir desesperado, debía de encontrar una alternativa ahí y ahora, porqué entendía que sí seguía con esa rutina, se terminaría arrancando los cabellos a puños.

Se le vino una idea a la mente.

Era un poco suicida, pensándolo bien. Pero necesitaba de probarla para saber si eso ayudaría o afectaría. Rezaba a cualquier ente que le hiciera el paro por si Kody llegara a usar magia contra él y lo convirtiera en una maceta.

Kody de su parte, estaba medianamente despierto, no quería levantarse, por obvias razones, y en cierta parte le gustaba molestar a Lumine, le parecía lindo el puchero que hacía al ver que realmente estaba despierto, era divertido. Cuando sintió que dejaron de jalar las sábanas, sintió un alivio inmenso, a punto de caer de nuevo a merced del sueño, un peso hundía el colchón, al parecer Lumine se sentó.

«¿Qué estará haciendo?»

No le apeteció abrir los ojos, le daba pereza si quiera la idea de tener que hacerlo. Sintió que el peso de la mano de Lumine era mayor, supuso que, recargando un poco su figura sobre ella. Se tensó en el instante donde la otra mano pasó por su mejilla y comenzaba a acariciar su cabello, no entendía muy bien porqué se quedó petrificado, esa bastante capaz de soltarle una bofetada, decirle que se aleje y qué él se quedaría en su cama hasta el resto de su existencia. Pero no así no fue, era como si tuviera miedo, más bien, estaba nervioso, eso casi nunca le pasaba.

—Buenos días, Kody —un escalofrío recorrió desde su oreja hasta la parte superior de su espalda al oír tan cerca el suave susurro de Lumine —Por favor levántate, es hora de ir a la escuela.

Tenía unas ganas inmensas de moverse, de decirle que no, no quería ir a la escuela y que dejara de hacer eso porqué le ponía la piel de gallina. Se alivió al sentir que Lumine se alejaba, pero no le duró mucho ese sentimiento, se volvió a acercar, acarició de nuevo sus cabellos y después un beso en su mejilla.

Sabía que fue un beso, escuchó con claridad como un leve choque entre su piel y los labios de Lumine pasaba casi desapercibido, también por qué sintió el leve aliento de su amigo. Ahí sí que se levantó, el chico lobo tuvo que esquivar la mano de Kody al querer apoyarse cómodamente en su cama, se le quedó mirando y como siempre lo hacía, le llamaba la atención esa diferencia entre sus dos ojos, abrió la boca y su cara era un poema que ninguno de los dos sabía cómo interpretar.

Kisses - Komine (CORRIGIENDO) Where stories live. Discover now