33- El final

742 34 4
                                    

Bills se sentó en una silla reclinable para estar cómodo mientras revelaba aquello que el Gran Sacerdote les había dicho, Vegeta y Bulma estaban a la expectativa junto con los demás allí presentes.

—¿Por qué tanto misterio, Señor Bills? — preguntó Goku que se hallaba a su lado.

El gato suspiró pesadamente a punto de soltar la noticia, Whis observó a Bills con seriedad y luego a los guerreros de la Tierra.

—Ambos universos gemelos fueron unidos — confesó el dios —, es decir que el universo seis y el universo siete serán uno solo — explicó Bills con seriedad.

Todos los allí presentes quedaron sin habla al escuchar la revelación del dios de la destrucción, no obstante los más sorprendidos eran los saiyajin de Sadala. Kale observó a su hermana mayor y también a Kyabe que tenía la misma expresión de las dos chicas.

—Oye, Goku — llamó Whis a su alumno al notarlo algo impactado —, ¿Estás bien? Te noto algo sorprendido por lo que el señor Bills dijo — murmuró el ángel Whis.

—Sí... — respondió Goku con una voz tranquila —, sólo que mee tomó por sorpresa — finalizó el saiyajin cerrando sus ojos.

—Lo supuse — murmuró Bills —, por mí se pueden quedar en este lugar o ir a ese tal planeta Sadala — añadió Bills colocando sus manos atrás de la cabeza —mientras no me hagan enojar ni causen problemas ustedes tres — finalizó el dios destructor cerrando sus ojos.

—Entiendo, Señor Bills — musitó Bulma y luego los observó a ambos, dios y ángel —, supongo que tienen hambre ¿no? — añadió la terrícola —, y conociendo a ambos no sólo vienen aquí a darnos esa noticia ¿o me equivoco? — añadió la peli azul.

—Cuanta razón tiene, señora Bulma — dijo el ángel cerrando con una risa cantarina.

—Bueno — comentó Bills —, espero que tengan una comida exquisita — cerró el gato púrpura con tono cómico.

(...)

La luz del sol empezaba a desaparecer en el horizonte lejano coloreado de rojizo los edificios de la capital del oeste mientras que los guerreros Z comenzaron a irse. En ese instante, Kyabe se acercó a Vegeta con su clásica sonrisa.

—Maestro ahora por fin podré cumplir mi promesa de llevarlo al planeta Sadala — dijo el saiyajin más joven.

—Muy bien. Preséntame al rey de Sadala — añadió el mayor.

Goku observó a Vegeta quién charlaba con Kyabe acerca de su idea de ir al planeta Sadala, el peli palmera se acercó a ellos manteniendo una distancia.

—Oye, Vegeta — llamó la atención del príncipe —, también iré con ustedes al planeta de los saiyajin, espero que haya espacio para alguien más — finalizó Goku.

—Jum, haz lo que quieras — respondió de manera cortante el príncipe saiyajin.

El saiyajin criado en la Tierra ríe levemente mientras maestro y alumno seguían hablando del viaje que pronto realizarían al antiguo universo seis.
Sin embargo, no contaban con que Caulifla estaba escuchando la conversación, la saiyajin fue a hablar con Bulma para contarle las difíciles condiciones de vida en su planeta natal.

—Vaya... — musitó la terrícola cargando a Bra —, no sabía que allá se vivía tan mal. Espera, quizá pueda servir de algo unas cosas que tengo ¿puedes cuidar de Bra? — mencionó la mujer.

—Seguro, aunque no soy muy buena con los niños — confesó la saiyajin —, se le da mejor a Kale — se encogió de hombros.

—Sólo serán cinco minutos — sonrió la terrícola.

Precisamente el tiempo que Bulma le dijo a Caulifla mientras la bebé le agarraba unos mechones de pelo que caían sobre la frente de la chica que se quejaba del dolor.

—Me recuerdas a mi hijo del futuro — murmuró la terrícola —, bueno toma este estuche — añadió Bulma entregando a la menor una caja dónde habían varias cápsulas —, allí puedes encontrar múltiples cápsulas para tus amigos en el planeta — cerró la mujer de pelo azul cargando a Bra.

Caulifla abrió la pequeña cajita descubriendo más de diez cápsulas que allí hay, los ojos de la saiyajin brillaron de emoción al ver las sonrisas de los niños de aquella aldea pero trató de mantenerse al margen.

—Te lo agradezco — susurró con una sonrisa Caulifla —, nos volveremos a ver — se dio la vuelta y trató volar pero le era imposible —, maldita sea... guardaré el Kaio-Ken para cuando mi cuerpo sea más resistente — musitó la chica con resignación.

—Tranquila, a Goku también le pasó eso — comentó la terrícola.

(...)

Varios días después, en la isla de número 17 estaba Kale quién ya vestía el uniforme de guardabosques, la chica se encontraba sentada en un risco con un ave posada sobre su hombro izquierdo y un pequeño pájaro en el dedo índice de su mano derecha.

—Sí que te gusta los animales — dijo el androide —, tal vez hice una buena elección, Kale — sonrió el pelinegro.

—¿En qué? — indagó la saiyajin.

—En elegirte como guardabosques — mencionó el androide.

De un momento a otro, Diecisiete se marchó dejando a la chica a solas con los pequeños animales que estaban junto a ella, la saiyajin reía suavemente mientras que esas aves jugaban con ella.

(...)

Siete años atrás.

En alguna parte de lo que previamente se conocía como universo seis, una nave espacial navegaba entre el inmenso vacío sideral, en su interior se encontraba Frost observando por una de las ventanas con una mirada sin ninguna emoción.

De repente la puerta del puente se abrió dejando entrar a uno de sus subalternos al puesto de mando de la nave.

—Señor Frost — llamó uno de sus subordinados.

—¿Qué necesitas? — indagó el demonio del frío.

—La flota para atacar el planeta Supu está listo — informó el soldado de alto rango.

El demonio del frío sonrió maliciosamente al escuchar esas palabras tan frías del soldado, se giró sobre sus talones y azotó el piso con su cola asustando al guerrero pero se quedó allí estoico.

—El negocio de provocar guerras y apaciguarlas yo mismo es muy rentable, ¿no lo crees? — mencionó el demonio del frío.

—Si usted lo dice, señor Frost — comentó el subordinado.

Días después, la flota de Frost atacó el planeta dejando un rastro de desolación y destrucción a su paso, un par de adolescentes de aquella raza que poblaban el Planeta, corrían escapando de la ciudad, ambos llevaban una túnica de tela marrón que les cubría la mayor parte del cuerpo.

—Corre, debemos huir de aquí — murmuró uno el que iba guiando.

—Sí — musitó el otro joven.

Los dos siguieron una ruta llegando a un edificio en ruinas, los dos nativos alcanzaron a llegar a la edificación destruida, se ocultaron en aquel lugar abandonado tratando de esconderse de Frost pero sus piratas llegaron allí.

—Huye de aquí, Zorepo — ordenó el mayor.

—No te dejaré aquí — se rehusó el susodicho.

—Vete — se interpuso entre el menor y un ataque de ki que iba directo a Zorepo.

—¡Ramen! — gritó el chico viendo morir a su amigo por su culpa.

El chico movió el cuerpo inerte de su amigo, miró hacia la puerta y no vio a nadie; permitió que las lágrimas se resbalen por su rostro con total libertad.

(...)

Época Actual.

Zorepo despertó en su nave espacial, él estaba decidido a vengarse de los que atacaron a su planeta y mataron a su gente. Frunció el ceño mostrando enojo.

Su venganza pronto vendrá contra la organización quien prácticamente extinguió a su raza.

Fuerza y Valor [Finalizada] Where stories live. Discover now