28| My downfall.

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23 Noviembre 1963, Dallas - Texas

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23 Noviembre 1963, Dallas - Texas. 17:20 p.m

Silencio.

Silencio abrumador acompañado de un palpitar desbocado que golpeaba salvajemente contra su pecho como si su corazón luchara por escapar de una prisión.

Silencio abrasador acompañado de segundos tortuosamente lentos que se sentían como si una eternidad hubiese caído sobre ambos en un solo pestañeo, condenándolos a un limbo en el que solamente ellos podían existir.

Silencio asfixiante.

Silencio paralizante acompañado de un par de penetrantes orbes cafés que conocía a la perfección, que lo hacían tener la sensación de caer en picada directo a un abismo sin fin, orbes cafés que se sentían como un fuego ardiente que consumía su interior de forma agónica.

Número Cinco pudo contemplar de cerca los etéreos ojos de Jude, cristalinos, de un hermoso color café con algunos destellos dorados, como si algunos rayos de sol de hubiesen se tallado como el oro en una obra de arte que cualquiera consideraría hermosa, estaba seguro de que si lo intentara hubiese podido contar una a una sus largas pestañas.

Y ahí estaba de nuevo, la sensación electrizante que recorría su espina dorsal cada vez que sus ojos esmeraldas se encontraban con los cafés casi dorados de Jude, sentir su piel quemar exigiendo el roce de la piel blanca aterciopelada y el impulso desbordante de querer tomar sus labios contra los de él en un beso que lograra calmar su corazón acelerado.

Pero sobre todo, la increíble calidez que la castaña instalaba en su pecho, inflándolo y llenándolo de vida.

Todo con solo contemplar por segundos eternos un par de orbes cafés que habían cambiado.

Fue confuso, donde antes había una chispa radiante de sarcasmo y orgullo, ahora solo quedaba una mirada vacía, como si el alma de Jude hubiese dejado atrás su cuerpo, dejando en su lugar una cascara gris a la que se le había extraído la vida.

Jude lo veía sin pestañear de forma intensa, pero por más que Cinco tratase de descifrar la forma en que la castaña lo miraba no lograba encontrar nada más que silencio y una vana mirada.

Y es que, habría esperado cualquier cosa, que Jude gritara y lo golpeara. Que escupiera algún comentario sarcástico, una burla, que apartara la mirada. Habría esperado molestia, dolor, furia, decepción, orgullo, incluso habría esperado que riera cínicamente o arrugara el ceño, apretara los labio o siquiera pestañeara.

Cualquier cosa habría sido mejor que nada. Absolutamente nada, ni fuego que lo quemara con palabras y acciones duras y explosivas, ni palabras resentidas que golpearan su orgullo. Simplemente ni había ningún rastro de alguna emoción, como si estuviera en trance.

Como si hubiese terminado de quebrarse en tantos pedazos que se habían vuelto imposibles de volver a unir.

Sus ojos eran café claro, pero en ese momento se asemejaban más a dos cubos de hielo que como una suave ventisca de invierno lo envolvían completamente, eran fríos, distantes e inexpresivos.

𝐒 𝐓 𝐎 𝐑 𝐌 | The Umbrella AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora