𝑀𝑌 𝐷𝐼𝑉𝐼𝑁𝐸 𝐵𝐸𝐼𝑁𝐺 - Momonplay.

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Notó como aquel chico se hacía bolita en su lugar, desprendiendo cierta aura de tristeza.

Con notable curiosidad y preocupación, se acercó a él.

—Ham... H-hola, ¿estás bien?— Preguntó con timidez, observando desde lo alto al de orbes con tonalidad café, de los cuales, desprendían pequeñas lágrimas.

—N-no... snif.— Pasó la manga de su adorable sudadera de gatitos por su nariz, quitando todo rastro posible de líquido.

Momon se agachó frente a él, observando su esbelta figura, intentando encontrar el causante de su malestar.

Observó la pequeña mano del niño, notando como la ocultaba.

—¿Te has echo daño en la mano? ¿Te duele?— Cuestionó preocupado, admitía que no quería verle derramar más lágrimas.

Observó como parecía pensárselo un par de segundos, para luego mostrarle aquella extremidad de tez morena, donde en uno de los dedos, se hallaba un corte leve, que a pesar de su aspecto de minoría, le llegaba a doler lo suficiente para hacerle llorar.

Momon tomó esta con cuidado, notando como un suave y lindo color carmín se hallaba en sus mejillas, e ignorando este, pensó que podía hacer.

Pasó a ver su propia mano, notando la bendita en su dedo.

No le pondría aquella, sabía que era asqueroso.

Llevó su mano libre al bolsillo de su abrigo, sacando de este otra idéntica a aquella, solo que tenía diseños blancos y negros, con dibujos de anime.

Por alguna razón, le gustaban aquel tipo de objetos, por lo que siempre decoraba sus manos con aquellos, aunque no le hiciesen falta.

Bajo la atenta mirada del otro, abrió y colocó la pequeña tira, notando ahora, como aquella herida ya no se encontraba en peligro de tener contacto con el exterior e infectarse, por lo que podría curarse sin problema alguno.

—En unos momentos, se irá el dolor.— Susurró terminando allí.

Vió como el chico, ahora ya más tranquilo, pasó a observar sus ojos, con una pequeña sonrisa.

—Gracias.

—No hay de que.— Se levantó, ofreciéndole la mano para que imitase su acto.— Soy Momon.

Aceptó, elevándose para mirarle con aquella hermosa sonrisa que le caracterizaba, sin soltar su mano.— Auron.