Capitulo 10

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Su habitación era oscura, estaba en el piso el cual estaba empapado por sus lágrimas, sus ojos le ardían por tanto llorar, su cabeza dolía y daba vueltas sin parar.

Su mundo se caía a pedazos y todo era su culpa, de no haber actuado como un niño que quiere atención quizás nada de eso hubiera pasado pero ya era demasiado tarde.

Lo que le costó conseguir ahora se había ido para siempre y no iba a volver nunca más y solo podía culparse a si mismo.

Solo te di dolor en todo el tiempo que estuvimos juntos

Sonaba una canción triste desde su celular, el ambiente perfecto para su dolor.

No importa cuánto espere no vendrás

La melodía sonaba en su cabeza una y otra vez sin cesar, era repetitivo y cada vez que la escuchaba de nuevo lo ponía más triste.

En el piso, empapado, descansaban los restos del papel donde tenía la canción que iba a dedicarle pero ya no tenía motivo para dedicársela, sabía que por más que intente no lo quería escuchar y no lo culpaba.

Ya se canso de su propio llanto, de sus palabras insultandose asi mismo y preguntándose por qué lo hizo, ¿por que la había cagado?.

Dicen que no tiene sentido lamentarse pero yo siempre me lamentaré

Iba a lamentarse por el resto de su vida, la había cagado y ya no había forma de revertirlo.

Sonreire incluso si te veo como si nada hubiera pasado

El no tenía el valor de mirarlo a la cara otra vez, no tenía el valor de levantar siquiera la cabeza.

Esos 3 días encerrado en su habitación fueron para el, infinitos. Las constantes súplicas de su hermano, de su papá y de su mamá lo cansaban cada vez que sentía que se acercaban a la puerta.

Solo para hacer siempre las mismas preguntas.

¿Vas a comer? ¿Que es lo que pasa? ¿Queres hablar sobre esto?.

Esas preguntas se las sabía de memoria, las escuchaba cada mañana, cada tarde y cada noche siempre a la misma hora pero por más que pregunten el no iba a responder.

A su derecha descansaba una botella vacía de whisky que se la robo a su papá y a su izquierda una botella de plástico dónde hacia sus necesidades.

Por eso no salía de su pieza y por eso el olor a heces humanas se adueñó de la habitación con fuerza, la ventana estaba abierta lo suficiente para que una rendiga de aire entre o salga.

En sus manos ya flacas por no comer, sostenía una foto de el y su novio al que dejó ir y cad tanto la apretaba pero cuando quería romperla algo se lo impedía y no sabía que era.

El llanto volvió cuando vio esa foto, más lágrimas salieron de sus rojizos e hinchados ojos, se deslizaron por sus mejillas rojas para aterrizar en el suelo y ser parte del charco que se formaba.

No podía más con su vida, ya no le encontraba un sentido fijo o un rumbo, su teléfono sonaba constantemente por las llamadas de sus amigos o mensajes que le dejaban pero que nunca respondería.

Con algo de fuerza agarro su teléfono y marco a la única persona que sabría que lo ayudaría.

4 horas después

La calidez de su amigo lo reconfortó, sabía que podía confiar en el cuando, como y dónde sea pero igual no se salvaba de algunas miradas.

Sabes que podes contarme todo- dijo ofreciéndole un vaso de café caliente

El amor no entiende de bandosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora