Actividad práctica nº1: La empatía.

56 13 5
                                    


No me dejaste entrar, pese a todo, pese a la lucha, pese a la paz, no hubo manera.

Mis esfuerzos por derribar tu barrera fueron en vano, y nunca pude estar a tu lado. Pese a dormir contigo. Durmiendo en el vestíbulo de tu cabeza.

Recorres la habitación con ojos temblorosos intentando encontrar los míos, pero solo te cruzabas con fotos que ya ni recordabas. Me juraste millones de veces que te abrirías, que después de la tormenta viene la calma. Pero nunca dejó de llover. Las cruces que colgaban de tu espalda pesan demasiado y nunca empezaste a creer.

Me hacías peor persona.

Era peor persona.

Y me hacías sentir mal.

Estaba mal.

Pero tu no lo veías. Encerrado en tu burbuja translucida nunca has creído que los problemas de los demás te iban a afectar. Pero ese dolor que te retroalimenta solo te hace sentir más miserable. Y te bloquea más.

Y te hace sentir peor, culpable, de que yo esté barriendo mis pedazos de techo.

Me trago mis tristezas para verte mejor. Te cuido. Estoy para ti, en el sentido más tóxico.

Pero tu sigues ahí dentro. Ausente, escondido. El pastor que reza a sus penas y las guía, pero en el camino de la penitencia.

Te escuchaba y nunca supiste valorar que me jugase mis manos por ti. Te creías un semidiós en tu trono de autosuficiencia, y te quebrabas con tu propia indiferencia. Pensabas que estabas por encima de todo y no escuchabas mis gritos para que dejaras de agarrar esa losa que te estaba ahogando.
 El descenso al fondo de la depresión.

El héroe siempre se piensa que todos los gritos son de auxilio.

Nunca pensó que podría ser yo intentando salvarte.

Ojalá me hubieses dejado entrar. Al menos antes de que tu vida se convirtiese en una guerra fría contra tus sombras.
Ellas tirando con ansias de ti y tú fanfarroneando con tu caída.

Tumbarme a tu lado era humedad y desapego. Frío y miedo. Nunca supe que ocultabas en tu mundo interior. Fuera era gélido y desapacible, pero igual tu dentro estabas cómodo.

Cómodo a tu manera.
A gusto con que me alejase de ti.
Supongo que por eso nunca me dejó entrar.
A mi.

Supongo que por eso nunca la dejé entrar.

En mi.

Si supiese lo que hay dentro, nunca lucharía por entrar.

——————

Estoy bien en mi burbuja, son campos negros de llanuras de miedos y arboles donde cuelgan cuerdas y banquetas. Lagos de angustia. Cielos donde solo veo imágenes de lo que nunca fui. La eterna promesa. La constante decepción. Conozco el fracaso antes de haberlo visto. Vive en mi. No hay mucha cabida para dos en este barrio de miserias.

Supongo que habrás pensado todo eso de mi.

Pero cuando recorrías la habitación con tus ojos,

buscándome,

mis pupilas,

sin vida,

estaban mirando hacia adentro,

enredadas en el abismo.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 07, 2021 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Tren de Invierno. El maquinista.Where stories live. Discover now