EXTRA: El hijo del diablo

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Capítulo narrado por Connie, una novicia del convento. Cuidadora de nuestro diamante de ojos azules.

Connie

Las campanas de la iglesia de piedra sonaron tan fuerte en la mañana que todos los niños pequeños se despertaron llorando asustados. Desde que entré al convento de Santa María obligada por mis padres mi rutina ha sido la misma y no me quejo, al menos mantenerme ocupada con el cuidado de los niños especiales me ha traído más sonrisas que lágrimas.

La mañana es soleada más que de costumbre, los pequeños terremotos salen ordenados por edades a jugar bajo la estricta supervisión de Sor Berardina, mi religiosa líder, quien atenta a todos los movimientos marca el tiempo en el que demoro con cada bebé en los cuneros, cocina y guardería para luego controlar su estancia fuera del lugar.

—Hermana Connie ¿Qué sucede?—espeta acercándose mientras preparo la leche de uno de los bebés que aún yace en la cuna.

—En poco tiempo termino, Sor Bernarda. Las otras novicias están fuera ya con los otros niños.

Me mira incrédula entrecerrando los ojos, quizá descubriendo mis planes.

—¿No será que se quiere quedar más tiempo con alguno en especial?

No contesto.

—Mentir es un pecado, hermana.

Mentir, mentir, mentir... ¡Miento todo el maldito tiempo! Mentí cuando dije que quería tomar los hábitos por propia voluntad obligada por mis padres, mentí cuando juré ser casta siendo no virgen, mentí cuando grité en alto que quería tomar los votos teniendo aún quince.

—Voy enseguida, Sor Bernarda.

—Hoy habrá una visita, no deberías encariñarte con ningún bebé, mucho menos con quien proteges a toda costa, niña.

Avanza sus pasos quejándose e intento calmarme mientras le llevo su leche a mi pequeño consentido, el bebé más hermoso que he visto en toda mi vida: el pequeño diamante, como le dicen todos aquí.

—Hola cielo...—agudizo mi voz—. ¿Listo para tomar tu leche?

Sus ojos azules son tan bonitos que me pierdo en su mirada. Aún no puedo creer que exista tanta belleza en un ser humano, mucho menos en un bebé. La reverenda Francisca lo trata de "joya", sin embargo, hasta ahora no lo ha utilizado a su antojo. El bebé se ha quedado aquí desde que lo abandonaron, jamás se lo dio a nadie a pesar de haber tenido ofertas por él.

—¿Queriendo comer?

Niega con su cabecita, está muy concentrado jugando con dos muñecos en forma de mono que le trajo esa mujer, la disque señora de la caridad, aunque en el fondo sepa que es alguien relacionado a su familia real. El pequeño es un niño especial, ni siquiera parece huérfano puesto que es complacido en todo lo que se le antoja, tiene los mejores alimentos además de ropa exclusiva que mensualmente le hacen llegar. Me he preguntado seriamente en si es algún bebé estrella, hijo de narco o millonario ¿Por qué tantas atenciones con él? ¿Por qué tiene novicias exclusivas a su cuidado?

—Pequeño secreto—trato de acariciar su cabello y su rostro sigue siendo serio, tan serio como cuando mira e impone ante los otros niños, la misma seriedad que tiene al no dormir—. ¿Sabes que eres muy lindo?

Asiente.

—¡Qué inteligente!—río—¿Y también sabes que eres mi pequeño consentido?

Vuelve a asentir.

—¿Y guapo?

Asiente.

—¿Y manipulador? ¿Travieso?

Peligroso deseo © [2]Where stories live. Discover now