— ¿Qué haces ahí tirada? Mira la hora que es. ¿Acaso piensas faltar a la práctica? Todas te estamos esperando. — el rostro enojado de Lydia se asomó en la cocina, luciendo su brillante pelo rubio en una coleta, con unos jeans y una camisa suelta celeste.
Siempre me había gustado su elección de prendas, tenía buen ojo.
— Lo siento, hoy no podré ir. — suspiré con pesadumbre, levantándome y quedando a su altura. Aiden tuvo que replicar la acción. — diles a las chicas que fue un pequeño imprevisto, prometo estar en la próxima. — supliqué apenada.
— ¿Qué imprevisto? Harper, se vienen las finales y tú no pareces estar comprometida con esto. — renegó apretando su mandíbula, creando una expresión aún más seria de la que tenía.
Yo rodé los ojos resoplando y alcé mi muñeca señalándole las esposas que nos conectaban a Aiden y a mí.
— Oh. — musitó relajando su cara. — ¿Cómo...
— Es una larga historia. Solo tengo que resolver unas cosas y estaré de vuelta. Mientras tanto, alguien puede reemplazarme, aunque es difícil encontrar chicas que sean igual de buenas. — sugerí reflexiva, recibiendo una irónica risa de Aiden.
— Pero, ¿no quisieran quitarse eso primero? — preguntó dándonos una mirada hostil como si de algo repulsivo se tratara.
— Oh créeme, si supiera cómo, ya lo habría hecho hace un largo rato. — respondió esta vez Aiden, ganándose una mirada de mi parte.
— Yo conozco a alguien que podría ayudarles. — sugirió la rubia haciéndonos sobresaltar esperanzados.
— ¿En serio? — dijimos al unísono.
— Si. Les daré su dirección, yo tengo que ir al entrenamiento, pero ustedes díganle que van de mi parte. — dijo esto último tomando un papel cercano y anotando unas cosas allí. — ahí está. Vayan con cuidado y salgan al instante de haberse quitado esas cosas. — advirtió con un amenazante tono.
— ¿Con cuidado? No creo que sea para tanto. — me reí por su clara exageración.
— Ya verán. — exclamó burlona antes de salir de vuelta por la puerta.
¿De qué tanto hablaba? Igualmente, no podíamos salir pues nos tenían vigilados y eso de ir a la policía, fue ya bastante arriesgado. Aunque seguíamos sin poder encontrar algún rastro o prueba de que si estuvieran vigilándonos. Lo más seguro es quedarnos quietos y pensar en cómo resolver las cosas.
Si. Eso es lo mejor.
*
— Harper, ¿te das cuenta de lo que estamos haciendo? — preguntó Aiden, con ese tono burlón que tanto me irritaba, mientras iba abriendo las puertas del auto.
Intentaba hacerme creer que mis ideas eran descabelladas y torpes solo por querer hacerlo todo solo, no era justo. No fue sino hasta la noche, que logré convencerlo de que no deberíamos perder esta oportunidad.
— Si. Ya salimos una vez, no creo que importe otra. — respondí obvia.
Entramos en el auto, sin tantas dificultades como antes y yo comencé a manejar emocionada, hacia el destino que Lydia nos había dado.
— Así que... ¿practicas un deporte? — inquirió el pelinegro con su atención en la ventana, pero mirándome de reojo.
— Si. Voleibol. Me gusta mucho. Estaba muy feliz por ir a las nacionales, pero... pasó esto. — suspiré desanimada.
Llevaba en el voleibol hace varios años. Una amiga fue la que me dio la idea de entrar al deporte. Sabía que un deporte le ayudaría a mi cuerpo y a mi salud así que elegí el único que me llamó la atención. Conocí a muchas chicas allí y me gustó tener una manera de desahogar mi estrés, aunque era triste que no pudiera jugar en tacones.
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Prometo Amarte [COMPLETA]
Teen FictionPersecuciones, locos armados y psicópatas enamorados. Harper Wood creía que esas cosas se quedaban en el mundo de la fantasía, pero en cuestión de segundos todo eso se hizo realidad. Ella era una chica de último año de preparatoria, apasionada por...