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Me senté frente a la ventana de la habitación, el sol ya comenzaba a ocultarse y la nubosidad predominaba en el cielo, esa atmósfera me hizo sentir una sensación de dejá vu..

Una preciosa niña de cinco años con un vestido negro que casi llegaba a sus tobillos corría por el patio en dirección a una señora de edad muy bonita.

Abuela —corrí hacia ella para abrazar su pierna, ella se encontraba leyendo uno de los muchos libros que habían en su biblioteca —¿cuando te irás de expedición?

—Ummm... no lo sé ¿Porqué preguntas?—su sonrisa era tan reconfortante para .

—Quiero que me lleves contigo— deseaba con todo el corazón que me llevara —puedo serte de utilidad, he estudiado mucho —cerró el libro y se agachó para llevarme en brazos.

—No dudo de ello mi niña, eres una persona tan inteligente —una sonrisa llena de orgullo se deslumbró en su rostro y yo no pude evitar sonreír para ella —. Podríamos hablarlo con tu abuelo ¿qué dices?

—Por favor —la suplica estaba reflejado en mi mirada.

...

Acababa de volver del cementerio donde visitaba a mis abuelos cada vez que volvía a Irlanda. Ver este lugar y notar el vacío que se siente es un recordatorio de porque hago todo esto.

—Mi niña, ya está la cena —escuche el grito de mi nana que venía desde la cocina.

—Voy.

Hoy era navidad, estaba nevando afuera y el panorama era muy bonito, ya el cielo estaba oscuro.

—Nana... ¿porqué sigues aquí?— pregunte con naturalidad, tomando asiento en la silla del comedor—...me refiero a esta casa.

—He vivido aquí durante años —comenzó a servir la comida —me he acostumbrado a estar aqui...

—Nana, es peligroso que te quedes aquí, lo sabes ¿verdad?

—Por supuesto que si, aún más segura estoy desde que me dijiste que estás con Grindelwald. —dijo ella como si habláramos del clima.

—¿Te irías si te lo pido? —ella me conoce lo suficiente como para saber con solo mi tono de voz que estoy asegurando mis palabras. Volteo a verme dejando un cucharón dentro de la olla.

— Aria... ¿quieres que me vaya?

—Venderé esta casa en tu lugar nana, vete a América, te daré dinero suficiente para que vivas bien, olvídate de todos y vive una vida feliz... por mi.

—Mi niña... —ya veía sus lágrimas en los ojos, no me perdonaría perderla también aunque tenga que tenerla lejos de mi.

—Sabes que soy una persona que habla muy enserio nana, te lo pido porque te quiero. No me perdonaría perderte a ti también... eres lo único que me queda y quiero que vivas feliz, lejos de todo esto...

—Te conozco y te quiero. Te vi nacer y eres lo más cercano a una familia que he tenido en la vida. Entiendo tu preocupación porque si estuviera en tu lugar te pediría lo mismo. Lo haré, si eso te hace sentir tranquilidad, solo espero que me contactes y prometeme que nos veremos al menos una vez.

—Te lo prometo nana. —respondí seguido de una sonrisa a su dirección.

Después de estar servido nuestro pequeño banquete, cenamos en paz, platicando de banalidades, incluso bebimos una botella de vino después del postre. Realmente se sintió como una última cena.

Al día siguiente acompañé a mi nana para abordar el barco a América con todo su equipaje. Ya había planeado este viaje para ella y tenía todo listo desde hace unas semanas, le dije que cuando llegara a Nueva York tratara de alejarse lo más posible de la costa, le di suficiente dinero para que compre una casa y viva con comodidad durante mucho tiempo; aunque ella dijo que de ese dinero creará un restaurante para poder ocupar su tiempo y me alegra que quiera hacerlo.

Ella corría demasiado riesgo estando aquí, tenía que aprovechar que el ministerio no sabía mi identidad aún, porque si se enteraban sabia que la interrogarian y ella sé que no diría nada, así que la enviarían a Askaban. No me perdonaría algo como tal.

Yo ya iba preparada con mi pequeño equipaje para volver a Londres, el tiempo se acabó, tengo que cumplir la misión de Grindelwald. No hay tiempo que perder.

A enamorar a Scamander se ha dicho...

Almas Excepcionales  × Newt Scamander ×Where stories live. Discover now