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Vi como Lalisa salía echando humo por todos lados. Solté una risita al verla de ese modo, me hizo morirme de ternura.

Creo que ya tengo otro propósito en esta vida.

—Jennie. -Una segunda voz interrumpió mis pensamientos.‐ Esta será la última oportunidad que tendrás para quedarte en la universidad. -El hombre se acercó hasta donde ella y se sentó en el escritorio- Hice lo que me pediste pero también necesito que cumplas con lo que prometiste. Además, tengo una duda ¿Por qué Manoban? Hoy vi que no se llevan muy bien que digamos ¿Qué planeas, Kim?—

—¿Yo? No planeo nada, tío ¿Qué debería de planear? -Pregunté llevando una mano a mi pecho haciéndome la indignada.- Solo, quiero llevarme bien con ella y tener buena calificación, es todo.—

—Seré idiota pero no estúpido. -Contestó riendo- ¿Te gusta?—

—¿Qué? ¿Gustarme Manoban? Ja, ja, ja ¿Tanto te afectó pasar todo el día en la oficina, Dong? -Pregunté con una risita nerviosa- Oh, joder. ¿Se nota mucho? -Dong asintió riendo- Me lleva la... ¿Qué debo de hacer? —

—Hacer que te deje de odiar, será lo mejor, Jen. ¿Sabes? Aún no entiendo ¿Por qué le molestas? -Me quedé pensando en la pregunta ¿Por qué lo hacía? ¿Llamar su atención? Puede ser.- Ah, ya entendí. No sabes como hablarle.—

—¡Yo si saber hablar a Manoban! Solo que... si, soy una idiota. Aún así, la conquistaré al estilo Kim. -Me levanté orgullosa poniendo mis manos en mi cintura sonriendo-

—Quita la imagen de idiota que tiene sobre ti, ve por ese primer paso, querida.—

—Oh, cierto.

[...]

Antes de ir a casa, fui hasta donde Lisa suele estar con sus amigas, le pedí su dirección de casa para las tutorías que me daría, por una obvia razón me insultó en todos los idiomas que conocía pero conseguí su dirección.

《Primer día》

Al día siguiente, era sábado por la tarde. Tuve que cancelar planes solo por las estúpidas clases con Manoban.

Levanté mi mirada, según Google Maps, esta es la casa de Lisa.
Quedaba enfrente de un mini super. Debo de admitir que estaba súper nerviosa. Miré mi teléfono y faltaban 5 minutos así que entré al mini súper para comprar una lata de coca cola.

Suspiré antes de tocar el timbre, después de 5 segundos, una mujer más alta que yo, con piel de porcelana y muy parecida a Lalisa me abrió la puerta.

—Hola... ¿Se encuentra Lalisa? Soy...

—Jennie Kim, si, Lisa está en su cuarto, en la parte de arriba, mano derecha. Puedes pasar querida, estás en tu casa. -La mujer se hizo a un lado con una sonrisa, pasé tímidamente, subí las escaleras y seguí las indicaciones de la mujer. Había una puerta blanca con decoraciones de puntos negros donde me indicaba. Me armé de valor y toqué 3 veces.-

—Adelante.—

Giré la perilla y entré después de 5 segundos. Lisa estaba sentada en un escritorio de espaldas, parecía que escribía algo en ¿Una libreta?

—Uy, quieta. -Respondió sin voltear, obedeci rápidamente.- Muy bien, Kim. Estas son las reglas. No quiero que hables cuando no tienes la palabra, no comer en mi habitación, no deberás de decir ni una palabra que no tenga que ver con el tema que estamos estudiando, nada de preguntas sobre mi habitación, prohibido tocar las figuritas de acción/anime que tengo en las paredes, prohibido respirar donde yo, prohibido verme, prohibido hablarme cuando no te pregunte y si es posible no me veas, ah, casi lo olvido. No quiero bebi... -Lisa se fue girando lentamente y su mirada cayó en mis manos, donde sostenía la Coca Cola.- ¡Te dije que nada que no tenga que ver con la clase! -Caminó rápidamente hasta mi, arrebató mi lata y la lanzó por la ventana-

—¿¡Pero qué!? ¡Oye! Me lo iba a tomar. -Grité corriendo hasta la ventana viendo mi lata regada en el suelo.- Me vas a comprar una coca.—

—No, no lo haré.

—Si, si lo harás.

—¿Y si no quiero?

—Oh, querida, créeme que lo harás.

—Estás sopenca.

—Sopenca tú.

—Te dije que no hablaras sino es parte de las tutorías. -Contestó firmemente.- Andando. -Se sentó en el escritorio dándome la espalda, me quedé parada sin hacer nada, ya que no había otro asiento.- ¿Qué haces? Ven para acá, debajo de mi escritorio hay una silla giratoria.—

—a.

Me sentí humillada por un momento, obedeci y caminé lentamente hasta donde estaba Lisa, dejé mi mochila en el piso, saqué la silla y me senté alado de ella.

—Las mochilas no van en el piso. —

—¿Entonces donde van? —

—Te dije que no tienes permitido hablar ¿Qué no entiendes? -Gruñó-

—a.

—De momento, subela a la cama. -Tal y dijo, lo hice sin decir ninguna palabra.- ¿Lista? Empezamos con el teorema de Pitágoras.

Después de una larga y varias explicaciones de parte de Lalisa, cerré mis ojos tratando de no soltar un insulto a la más alta. Estaba harta.

—Vamos a ver, subrayame lo que no entendiste. -Tomé el marcardor que tenia en el escritorio y empecé a rayar toda la hoja.-

—¿¡Qué mierda haces, Kim!? -No respondí, no tenía permiso de hablar así que seguí haciendo lo mío.- ¡Jennie! ¡Puedes hablar!

—Hago lo que tu me pediste, subrayar lo que no entendi y esto fue lo que no entendí. -Señalé toda la hoja subrayada de marca textos amarillo.- No me mires así, tu dijiste que...—

—Por. -Su cabeza fue directo hasta su escritorio dando pequeños golpes en el haciéndolo sonar. -Favor. -Seguía haciéndolo sin parar. -Matenme.—

—La-Lalisa ¡Para! Te vas a lastimar, idiota.

Lalisa levantó la mirada y enseguida su mirada cayó en Jennie.

—¿Desde cuando te preocupas por mi? Siempre me haz hecho la vida imposible ¿Por qué te preocupas ahora? -Preguntó con cierta rabia en sus palabras- Me haz lastimado tanto física y emocionalmente ¿Ahora te preocupo? Deja de decir ridiculeces y continuemos. —

—No sabía que te sentías así, Manoban. Yo... —

—No digas tonterías que mi calificación depende de ti.—

— Lo siento

Odio a Jennie Kim. | JenlisaWhere stories live. Discover now