Capítulo 1 ¿REAL?

105 13 5
                                    

Capítulo 1

¿REAL?

Me desperté entre una maraña de sábanas revueltas, despeinada, con la respiración agitada y sudando. Claro está, me desperté con un grito, pero para sorpresa mía, aquella noche quien había gritado no era yo.

Me deshice lo más rápido que pude de las sábanas, tirándolas al suelo, arrugadas. Un escalofrío me recorrió de abajo a arriba cuando mis pies tocaron el helado suelo, pero no me paré y seguí caminando.

Salí de mi habitación, miré hacia ambos lados del pasillo, intentando averiguar de dónde venía aquel grito.

-¡Ahh! –ahí estaba, otra vez, ese grito.

Me estremecí por lo horripilante que sonaba, como si estuvieran torturando a alguien.

Fui por la izquierda, caminando hacia el frente.

-¡Ahhhh! –otro grito, esta vez mucho peor.

Empecé a correr hacia el frente, en algún momento giré hacia la derecha y me encontré de frente con una puerta. Me paré frente a ella, con la respiración agitada y debatiéndome entre abrirla o no.

El grito volvió a oírse.

Tragué saliva con fuerza y armándome del valor que tanto me definía, abrí la puerta.

Entonces fui yo quien grito, horrorizada por lo que veía.

Jack se encontraba atado de manos y pies con unas cadenas de hierro a la pared, pero no era el Jack de siempre. Era una versión penosa de él, parecía agotado, miraba hacia el suelo y su pelo le cubría la cara. No llevaba camiseta y desee que tuviera una para tapar las horribles marcas que tenía en su cuerpo, lleno de arañazos, cortes y lo que creí que debían ser latigazos.

Su pelo castaño estaba más largo, pero también más oscuro.

Su respiración era lenta, demasiado lenta y ruidosa.

-¡Jack! –dije al verlo, intenté moverme hacia él, pero algo me lo impedía y tuve que quedarme inmóvil en mi sitio.

Jack dijo algo, pero lo dijo tan bajo que no lo entendí.

-¿Qué? –pregunté.

-Sal… Huye… Deprisa…-dijo con esfuerzo y sin apartar su mirada del suelo.

-¡Jack! ¡Tengo que ayudarte! –intenté avanzar hacia él, pero no pude.

Jack levantó su rostro lentamente hacia mí, tenía una cicatriz que iba desde su pómulo izquierdo hasta un poco más de la mitad de su mejilla, sus ojos azules parecían más oscuros.

-No puedes ayudarme…-susurró y me miró directamente a los ojos, los suyos estaban brillosos. –Ya estoy perdido. –dijo con la voz temblándole, entonces sus ojos empezaron a cambiar de color.

Dejaron de ser azules como el mar y ahora eran negros, oscuros y temibles.

-Jack…-susurré sin saber que estaba pasando.

Jack sonrió, pero no como él hacía, sonrió de forma calculadora y la nueva cicatriz en su cara se acentuó y le dio un aspecto temible, a la vez que imponente.

-Jack ya no está, lo siento, niña. –su voz era la de siempre, la voz de Jack. Pero tuve la certeza de que él no era Jack.

Tragué saliva con fuerza.

-¿Dónde está Jack? –pregunté.

Sonrió comprensivo, como si entendiera mi confusión, como si yo fuera una niña pequeña a la que enseñar, pero con un toque de tristeza…como si le diera pena tener que decirme lo que iba a decirme, parecía tan real…y casi me lo creí, de no ser por ese brillo que había en sus ojos que lo delataban.

En el fondo, lo estaba disfrutando.

-Jack ya no está, ya te lo he dicho. –hizo una pequeña pausa. –Debiste de hacerle caso cuando te dijo que tenía demasiados problemas como para salir con alguien.

                                                                -*-*-*-*-*-*-*-

Me desperté respirando muy agitadamente a la vez que sentía que me faltaba el aire. El sudor frío caía por mi espalda. Mi corazón latía con rapidez inusual y preocupante. Un nudo se había formado en mi estómago y en mi garganta.

No podía creer lo que había soñado, había sido tan real…y tan espantoso.

Me llevé las rodillas hacia mí, apretando con fuerza las sábanas y cerrando los ojos con brusquedad.

Mis ojos picaban por las lágrimas que querían salir, aquel sueño no había parecido como tal. Parecía espeluznantemente real. En ningún momento había sospechado que yo estuviera soñando.

Apreté las manos que agarraban las sábanas en fuertes puños.

No había sido un sueño, había sido una pesadilla.

Intenté tranquilizar mi respiración y empecé a contar hasta diez.

Uno.

Esa pesadilla era eso, una simple pesadilla, nada más.

Dos.

Pero, ¿y si le estaba pasando algo igual de malo a Jack?

Tres.

¿Y si era eso, justamente, lo que le estaba pasando?

Cuatro.

Pero ¿Qué era eso? ¿Qué le pasaba en mi sueño? ¿Por qué de repente Jack parecía otra persona?

Cinco.

Las lágrimas empezaron a escaparse de mis ojos y a correr libres por mis mejillas.

Seis.

¿Y si Jack ya está muerto? Ya lleva 3 meses desaparecido, lo más probable es que ya no esté vivo.

Siete.

Las lágrimas silenciosas dejaron de serlo, para convertirse en ruidosos sollozos.

Ocho.

Alguien abrió la puerta de mi habitación, pero no me importó. No podía dejar de pensar en las cosas horribles que podían estarle pasando a Jack, si es que aún seguía vivo.

Nueve.

Unos brazos me rodearon en un abrazo y yo me dejé abrazar. Mientras me pasaba una mano por el pelo y alguien me susurraba cosas.

Diez.

-Pronto aparecerá, más pronto de lo que crees. –me susurró aquella persona, mis párpados se fueron cerrando poco a poco, me dejé llevar y acabé en brazos de Morfeo que velaría mi sueño.

 

Hilos del destino II: Alicia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora