Un trozo de alas para vivir de richard bach

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—En 1944, cuando te dije que el tiempo no era para mí la muralla que era para ti. Prometiste que, cincuenta años después, escribirías un libro para llevar al niño que eras todo lo que sabes. Qué esperar, cómo ser feliz, conocimientos para salvar la vida, cosas que te gustaría haber sabido cuando eras él.—¡No! ¿De veras? —Las ráfagas de viento se rizaron en una térmica que llegó a la cumbre de la montaña—. Qué idea tan encantadora. Shepherd carraspeó.— Han pasado cincuenta años, Richard. —Cambió de posición, incómodo en el asiento—. El está esperando, el niño que eras. Se lo prometiste.—No recuerdo ninguna promesa. El ángel me miró como si yo hubiera vendido mi alma. Me pareció que las palabras habían brotado con cierta aspereza, pero ni el niño ni el ángel sabían lo difícil que era escribir.—Dígale que olvidé la promesa, pero que todo saldrá bien, que no debe preocuparse. Shepherd suspiró.— Ah, Richard —dijo—. ¿Las promesas hechas a los niños no significan nada para ti?—¡No, si cumpliéndolas voy a destrozarles el corazón! A él no le conviene saber que le esperan tormentas, que dentro de poco será el último superviviente de su familia; no le conviene saber del divorcio, la traición y la bancarrota, que no se casará con la mujer de su vida hasta que no pasen treinta y cinco años más. Para un niño de nueve años, Shepherd, un año es la eternidad. ¡Tiene usted razón, esa promesa no significa nada!... 

I Will Always Remember You Tibetan PrincessWhere stories live. Discover now