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¿Es a mí a quien ves cuando te duermes?
Porque sé
Que eres tú
Con quien sueño cada noche.
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Prohibida la adaptación o republicación completa o parcial de esta obra.
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Los dos meses se habían cumplido, Sango y Miroku volverían ese mismo día y en dos días más seria su boda, todo estaba listo.
Tendrían su despedida de solteros y después celebrarían su boda.
Los vestidos de las demás damas de honor estaban seleccionados, Rin y Kikyo parecían felices de tenerlos.
Le alegraba ver a sus amigas emocionadas, la única que faltaba era Sango.
Le propuso a Inuyasha ir a juntos a la boda y él estuvo de acuerdo, se alegro inmensamente por ello.
Las últimas dos semanas habían sido maravillosas, habían ido a un parque de diversiones y fue increíble, pasaron el día en cada atracción que pudieron y incluso fueron a la casa de terror...
Lugar del que tuvieron que escapar después porque a pesar de que Inuyasha le aseguraba que nada de allí le asustaba, apareció un chico disfrazado de payaso y del susto Inuyasha le propinó un puñetazo que lo dejo en el suelo.
Viendo al pobre chico solo atinaron a verse y correr de allí antes de que los atraparan, después de un poco de culpa se soltaron a reír como locos.
Los días siguientes habían estado viendo películas en la casa del otro y hablando por mensajes.
Hoy se reuniría con Sango para detallar todos los preparativos y ver que querría hacer para la noche siguiente que sería su despedida de soltera, había quedado de ir a la casa de ella a las cuatro, ya casi era la hora así que salió de su casa.
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— ¿Y qué planeas para la despedida de soltero Miroku?
— Nada del otro mundo, quizás estar aquí en el departamento contigo y los chicos, dejar que me molesten un poco, tomar cerveza pedir pizza y ver el partido de baloncesto.
— Me parece bien, no quiero que Sango sea viuda antes de siquiera casarse y defender un caso de asesinato sería muy difícil.
— No quiero ni pensar en las consecuencias, ¿Cómo te ha ido con Kagome estos días?
— Para decir la verdad, han sido los mejores en mucho tiempo.
— Así que mi querido amigo sigue babeando por ella.
— Cállate Miroku, y pues... si, sigo estando enamorado de ella o quizás más.
— ¿Y por qué no se lo dices?
— No sé si ella siente lo mismo y no quiero alejarla, no quiero que la cercanía que tenemos ahora se arruine.
— Siento que estoy hablando con el Inuyasha de diecisiete años que tenía estos mismos miedos.
— Sólo que a este Inuyasha ya le se le rompió el corazón y no quiere que pase otra vez.
— ¿Y crees que todo estará bien dejando pasar las cosas?, ¿Quieres seguir en el papel del amigo?,¿Estarías dispuesto a que el tiempo pase y ella algún día se vaya con alguien más?
