Día 1 - Amigos de la infancia

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Los pequeños tienen entre 5 y 6 años.

Cuando su mamá y él llegaron a la plaza lo primero que hizo fue salir corriendo hasta los juegos, su favorito era el tobogán que estaba conectado a una estructura de madera con forma de cubo. Subió la escalera muy rápido, pero cuando llegó al interior del cubo se detuvo en seco, adentro había un chico rubio hecho bolita, se asustó cuando lo vio y bajó corriendo a buscar a su mamá.
–¡¡Mamiiii!! Adentro hay un nene –dijo con angustia, señalando al tobogán.
–¿Adentro de dónde?
–Allá, en el... –hizo una pausa buscando las palabras– En el coso para ir al tobogán.
–¿Y qué está haciendo el nene?
–No sé, está así –se agachó doblando las rodillas y se abrazó a sí mismo.
–Bueno, acercate y preguntale que le pasa. Capaz se golpeó con algo. –Su madre no tenía paciencia ese día para ir a hablar con niños ajenos. Su pequeño tenía mucha empatía y siempre se preocupaba por cada ser vivo que se veía en dificultades. Eijiro la miró fijo mientras pensaba en algo, un momento después salió corriendo mientras gritaba.
–¡¡Le voy a preguntar si se lastimó!!

Cuando volvió al cubo, el niño rubio seguía en la misma posición, estaba sentado en una esquina, con las rodillas flexionadas hacia el pecho y los brazos rodeando sus piernitas, tenía la frente apoyada en las rodillas

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Cuando volvió al cubo, el niño rubio seguía en la misma posición, estaba sentado en una esquina, con las rodillas flexionadas hacia el pecho y los brazos rodeando sus piernitas, tenía la frente apoyada en las rodillas.
–Hola –le dijo suavecito para no asustarlo. El nene levantó la cabeza y lo miró sorprendido, tenía los ojos dorados y parecía que había estado llorando. –¿Estás lastimado? –le preguntó mientras se sentaba a su lado.
–No.
–¿Estás triste?
–Sí.
–¿Tu mamá se enojó con vos? ¿Te estás escondiendo?
–No. No me gusta mi quirk. –Hablaba con mucha tristeza y se removía como queriendo hacerse más chiquito.
–A mí tampoco me gusta el mío –dijo con el ceño fruncido– ¿Cómo te llamas? Yo soy Eijiro.
–Me llamo Denki.
–Seamos amigos Denki –le dijo con una sonrisa grande– podemos venir a jugar a la plaza sin usar nuestros quirks.
–¿De verdad? –se le iluminó la carita ante la idea de no usar su poder.
–¡Sí! Vamos a tirarnos por el tobogán, ¡yo voy primero!
–¡Yo voy segundo!

Los dos pequeños pasaron la tarde jugando y gritando, hasta que llegó la madre de Denki que estaba preocupada porque no lo encontraba por ningún lado. Después de regañarlo diciéndole que era peligroso que salga solo, se fueron. Eijiro volvió con su madre que veía la escena desde lejos, y mientras saltaba y movía los brazos le contó sobre su nuevo amigo. La mujer se preguntaba de dónde sacaba tanta energía, se cansaba de solo verlo.

 La mujer se preguntaba de dónde sacaba tanta energía, se cansaba de solo verlo

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Habían pasado varias semanas desde que se conocieron en la plaza. Se veían bastante seguido, se tiraban por el tobogán, a veces subían a la calesita, jugaban carreras, Denki le enseño a jugar a piedra, papel o tijera y Eijiro le enseñó los sapitos y el barco de papel que había hecho con su papá, "cuando llueva lo vamos a dejar en un charco", le había dicho. Nunca hablaban de sus quirks, mucho menos los usaban. Pero un día todo cambio.

Denki llegó a la plaza con su mamá, mientras se sacaba la mochila de abeja donde llevaba agua y algunos juguetes, vio que Eijiro venía corriendo hacia él, se puse contento y corrió para alcanzarlo.
–¡No sabes lo que encontré, vení rápido! –le dijo Eijiro mientras lo agarraba de la mano y se lo llevaba arrastrando.
–¡Aahh! ¡Vamos! –gritó entusiasmado.

Rodearon la calesita hasta que llegaron a una caja de cartón, cuando la abrieron había un cachorro que los miraba con cara de susto. Denki se puso nervioso y se alejó unos pasos.
–Hola perrito, soy yo, Eijiro. Él es mi amigo Denki, no te asustes. –Hablaba mientras acariciaba al cachorro– Alguien lo dejó acá, está solito. Le pregunté a mi mamá si nos lo podemos llevar, pero me dijo que no. –Giró la cabeza a un lado para ver a su amigo, pero no estaba, se dio vuelta y lo vio atrás con una expresión de angustia mirando la caja, mientras se agarraba las manitos.
–¿Qué pasa, le tenes miedo a los perros?
–N-no. Mi perrito Pinocho ya no me quiere porque le pegué con mi quirk. ¡Pero fue sin querer!
–Ah. ¿Le pediste perdón? –le preguntó con amabilidad– Mi mamá me enseñó que cuando haces algo malo tenes que pedir perdón. ¡Y hacele un dibujo! Seguro te perdona.
–Puede ser –dijo un poco más tranquilo.
–Vení, acercate. Es buenito, se deja acariciar. –La sonrisa con que lo dijo, hizo que Denki se tranquilice del todo y se acerque a ver al perrito, era marroncito y peludo.

Pasaron la tarde jugando con el cachorro. Ambos niños querían entrenarlo, le pedían la patita y le decían que se siente, pero el animalito solo quería correr y jugar. Eijiro se encariñó tanto que hasta lo nombró Lobo y a su madre no le quedó más alternativa que acceder a adoptarlo. Los amigos festejaron saltando y gritando.

Cuando Denki y su madre volvían a su casa, el pequeño rubio le contaba los planes que tenía para hacer las paces con Pinocho. La mujer sonrió contenta de que Denki haya hecho amistad con Eijiro, su pequeño había cambiado mucho desde que se habían conocido esa tarde que se escapó. Ojalá también hiciera las paces con su quirk.

Holaa, aahh, ya empezamos con esta cosa *baila como ameba emocionada* Esta historia la escribí hace como una semana, soy sincera

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Holaa, aahh, ya empezamos con esta cosa *baila como ameba emocionada* Esta historia la escribí hace como una semana, soy sincera. Espero hacer todas, la más difícil es la de distopia/alien, no me gusta ninguna de las dos temáticas, pero bueno.
Para el día de hoy me inspiré en mi sobrino Santi para las personalidades de los niños, sobre todo para Eijiro. Si tenes por pariente a un nene chiquito (o a una nena chiquita) sabes que son muy ruidosos y que no se cansan nunca, no sé de dónde sacan tanta energía. De todos modos, me dio mucha ternura escribir esto. Puede que los diálogos hayan quedado un poco incoherentes, pero es que los nenes hablan así. Como no tienen mucho vocabulario, se traban mucho cuando hablan y a veces te cuentan cosas sin contexto alguno. Pero bueno, teneme paciencia, recién estoy empezando en esto de jugar a ser escritora.

Lobo era el nombre del primer perro que tuve, cuando era chiquita 💛 Por si no se entendió: una calesita es un carrusel, en Argentina es muy común que haya en las plazas y parques. Un sapito de papel es un juego que en otros países se conoce como comecocos, es muy fácil de hacer y muy divertido 😁

Dejo por acá este fanart bien bonito. No encontré uno que me guste donde ellos sean chiquitos, así que dejo este donde están en la UA, pero tiene tamaño chibi jeje. Me encanta como lo molestan a Bakugo 😂 Créditos: usuario de Twitter @kr_mha https://twitter.com/kr_mha/status/1327332738320351233

Espero que te haya gustado el one shot, nos vemos mañana

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Espero que te haya gustado el one shot, nos vemos mañana.

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