Sᴘᴇᴄɪᴀʟ Sᴛᴇᴘ: Sᴘɪᴄʏ ғᴏᴏᴅ ɪᴛ's ᴀ ɴᴏ ɴᴏ.

3.8K 533 94
                                    

  Chris adoraba los fines de semanas luego de cumplir con la fecha de entrega de alguna nueva canción; amaba hacer música, pero sabía que cuando se internaba en la empresa componiendo perdía más que solo horas de sueño, también tiempo con su familia. Por ello se levantó con una sonrisa ese sábado, fortaleciendo su agarre al cuerpo de su esposo.

  Ver a MinHo durmiendo era como apreciar la obra de arte más hermosa jamás expuesta, y era totalmente suyo. Su esposo tendía a pegarse a él durante la noche en busca de su calor. Tenía los labios entre abiertos y de un color cereza un poco más oscuro que el de sus mejillas, donde descansaban sus largas pestañas dándole un aspecto más adorable. Chris amaba cada una de sus facciones, tan perfiladas como si hubiese sido tallado por el propio Miguel Ángel, pero su favorita siempre sería el lunar de su nariz, lugar donde dejó un suave beso cuando su pareja, ronroneando cual gato deseoso de mimos, se acercó más a él.

  Chris podría haberse quedado así durante el resto del día, abrazado a MinHo sin mover un músculo de la cama, pero, por la sombra dejada por las cortinas suponía que debían ser cerca de las diez de la mañana. Comprobó la hora en el reloj que tenía en la mesita de noche y se sintió orgulloso de sí mismo al notar que eran exactamente las diez con veintisiete minutos. La noche anterior todos se habían ido a dormir algo tarde por estar haciendo un maratón de películas, sin embargo, estaba seguro que cierta personita estaba a nada de despertar y seguro lo haría hambriento.

—Min —deslizó sus dedos por debajo de la camisa del pijama de su esposo, colocándolas a la altura de su cintura. La diferencia de temperaturas hizo que MinHo se removiese unos milímetros —, Min… Min, bebé, es hora de despertarnos —le susurró suavemente, acariciando la piel caliente con sus dedos de forma cariñosa.

Cinco minutos más, Channie —MinHo se acercó aún más a él, escondiendo su cara en el hueco entre su hombro y cuello. Chris sonrió por inercia, le gustaba la voz de su esposo cuando hablaba en coreano medio dormido.

—Yo también quisiera quedarme en la cama, cariño, pero si lo hacemos nuestro bebé no va a tener qué desayunar cuando despierte.

  MinHo hizo un sonido inentendible que, cómo no, le resultó adorable.

—Innie ya tiene once años, sabe donde está la leche y los cereales —respondió bajito—, creo que puede apañárselas sin nosotros.

—¿En serio crees que nuestro pequeño se va a llenar solo con eso? —enarcó una ceja a su esposo, aunque él no pudiera verle por la posición en la que estaban.

  MinHo asintió levemente con la cabeza, acomodándose mejor contra él con la clara intención de seguir durmiendo. Chris contó hasta diez y sonrió cuando su esposo se separó de él de un tirón con los ojos aún entrecerrados.

—¿Alguna vez te he dicho lo mucho que te odio? —MinHo intentó sonar rudo, pero su voz era aterciopelada y su expresión demasiado tierna como para asustarle; además de que Chris estaba conciente que no era cierto, solo estaba enojado porque había utilizado su mayor debilidad contra él para hacerle despertar.

  MinHo era débil cuando se refería a JeongIn, ambos lo eran.

—Yo también te amo, MinMin —respondió divertido, ganándose que su esposo le sacara la lengua de forma infantil mientras terminaba de sobarse los ojos y estirarse.

—Tú te salvas que eres guapo y bueno en la cama.

—¿Solo me amas por eso? —Chris enarcó una ceja, burlón, mientras veía a su esposo levantarse de la cama y buscar con la vista sus pantuflas—¿No por mi personalidad? No sabía que eras tan superficial —se llevó una mano al pecho, ofendido.

Pasos de bebé 『ᴮᵃⁿᵍⁱⁿʰᵒ/ᴹⁱⁿᶜʰᵃⁿ』Où les histoires vivent. Découvrez maintenant