Capítulo 14: Desesperación

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Es impresionante la rapidez con la que cambia la vida. Un día puede ir todo perfectamente y al otro todo se puede ir a la mierda en un segundo.

Con solo una acción, una palabra o por un giro inesperado del destino.

Eso es algo que ambos chicos aprendieron mucho últimamente.

- ¡HINATAA!- soltó un grito desgarrador.

Kageyama pudo contemplar con sus propios ojos el momento justo del choque, dándose cuenta al mismo tiempo, que esa era una imagen que no podría borrar nunca. Después de todo, la mente es cruel.

Siempre recordamos aquello que nos causa mucho dolor y sufrimiento, mientras que todo lo que nos ha hecho sonreír alguna vez, lo olvidamos en cuestión de segundos.

Mientras Hinata caía inconsciente hacia la calle, un auto se estaba acercando.

Un hombre, poco más de sesenta años, iba conduciendo tranquilamente. Se dirigía a hacerle una pequeña visita a su tierna nieta.

Todo iba bien, hasta que algo lo inquietó. Pudo divisar una figura más adelante, en realidad dos. No podía diferenciar exactamente que era, así que se iba acercando más y más. Tal vez era su imaginación…

Las figuras ahora eran más visibles, por lo que se dio cuenta de que eran dos personas. Abrió los ojos de par en par al ver como una de ellas se ponía al frente de su camino.

Desesperado, intentó pisar el freno del auto lo más rápido posible. Pero era demasiado tarde.

Aunque intentara frenar, se encontraba a una corta distancia para poder evitar que chocara a la persona del frente. Pero sirvió de algo, ya que si no hubiera hecho eso, podría haber pasado por encima al pequeño, pero ese no fue el caso.

El golpe del auto, empujó el cuerpo del peli naranja, haciendo que ruede por la calle, quedando unos metros más adelante.

El azabache mientras veía el momento del impacto, su cuerpo automáticamente se fue hacia atrás, para que él no fuera atropellado también. El cambio brusco de su peso hizo que se cayera de espaldas, pero no perdió ni un solo segundo para ponerse de pie nuevamente.

Al frente suya se encontró el auto que se había detenido repentinamente, al cual se acercó a la parte delantera de este, para fijarse si estaba Hinata en el suelo. No lo encontró. Eso hizo que vuelva a entrar en pánico.

Miró más adelante y pudo verlo tirado en la calle. Corrió muy rápido hacia el pequeño para ayudarlo.

Al estar a su lado, se arrodilló para poder verlo mejor. Tenía toda la cara lastimada y por algunas partes del cuerpo se encontraban varios raspones, además de los cortes que ya tenía. Estaban rojizos y de algunos salían un poco de sangre.

Kageyama llevó sus dos manos hacia el rostro del peli naranja. Lo tomó de la manera más delicada posible, rozando su piel hasta hundir sus dedos en los suaves cabellos.

Estiró su pulgar para dejar pequeñas caricias en las mejillas de este.

- Hinata - dijo casi en un susurro.

Le costaba hablar en ese momento, por culpa de un enorme nudo en su garganta que se lo impedía.

De repente sintió algo cálido en su mano derecha, haciendo que pasara un escalofrío por su columna. Decidió retirarla de los cabellos del pequeño, para poder observarla. Él tenía una idea de lo que podría ser, pero el miedo apareció de igual manera.

Sus ojos se abrieron mucho, al ver toda su mano llena de sangre. Gotas cayendo entre sus dedos. Volvió a mirar al peli naranja, dándose cuenta que una mancha roja enorme, estaba apareciendo en el costado de su frente y parte de su cabeza.

Aʏᴜ́ᴅᴀᴍᴇ... | KᴀɢᴇʜɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora