HORROCRUX.

4.1K 374 60
                                    

Fije mi mirada en el reloj que usaba en mi muñeca derecha, habían pasado ya unas tres horas desde que había comenzado a tratar de destruir el guardapelo en la misma cueva donde Regulus Black se había sacrificado por él unos años atrás. Después de que no hubo rastro del Slytherin en aquel mar, me propuse a no marchame de aquí hasta ver esa cosa en mil pedazos.

Lord Voldemort me había quitado a Regulus, a Theodore, mi paz y estabilidad mental. Cada día que pasaba esta guerra parecía no acabar, sabía que todo lo que estaba sucediendo en el mundo mágico solo era el inicio de una era llena de dolor y sufrimiento. Nadie podía seguir negando las desapariciones y muertes de muggles, mestizos más que el propio Ministerio, que irónicamente eran los ''encargados'' de protegernos.

Regulus Black y Theodore Nott no eran unos santos, si bien ellos habían hecho cosas malas en el pasado habían encontrado la forma de remedirse sobre esas decisiones y ahora pagaban las consecuencias de sus actos. De todo corazón esperaba que Nott no terminará tal y como Black, deseaba no perder a otro padre.

-Esto es personal, Voldy- Susurré poniendo aquel guardapelo en el piso de la cueva, la luz del sol comenzaba a salir creando un escenario perfecto para los amaneceres de Abril.

Estaba a punto de rendirme cuando recordé aquellas lecciones de Defensa que mi padre nos había obligado a mí y a Theo realizar durante algunos veranos, como explicaba que había hechizos que podrían parecer inofensivos pero si la voluntad del hechicero era mayor podrían ser más poderosos de lo que en realidad lo eran.

Decidí poner la varita en mi bota, donde acostumbraba a guardarla, e intentar con algo que podría funcionar. Moví la cabeza hacia los lados tratando de relajar mi cuello tenso, incluso escuché como trono este mismo, y respire profundamente. Al igual que dentro de aquella pared falsa de piedras, levante las palmas de las manos a la altura de mi rostro y me concentré solamente en producir un Incendio alrededor del guardapelo de Salazar Slytherin.

Antes de abrir los ojos pude sentir el calor chocar en mi rostro, a metros de mí el fuego parecía crecer de tal forma que comenzaba a humearse el lugar. De pronto, como si el artefacto maldito tuviera vida, el rostro de una serpiente salió del fuego. Aquel animal siseaba expulsando fuego, un puñado de llamas comenzaban a rodearme en el lugar. Torpemente tome mi varita tratando de lanzar los mismos hechizos que utilice aquel día en la madriguera, pero nada parecía controlar este fuego.

Mi pánico comenzó a crecer cuando vi como el humo comenzaba a oscurecer la cueva, provocando que cayera al piso tratando de inhalar aire limpio. El calor se comenzaba a hacer insoportable, sentía el sudor bajar por mi espalda y mis manos las agitaba en busca de oxígeno, sin embargo parecía que solo alentaba al fuego a seguir creciendo.

Apoye mi cabeza en el suelo con temor, no sabía si este era el fin pero estaba muy cansada como para seguir luchando: física y emocionalmente. Jadeando cerré los ojos pensando en todas las cosas que me hacían feliz: El viento chocando mi cara cuando volaba junto Blaise y Pansy, en Theodore abrazándome inesperadamente por los pasillos de Hogwarts, en aquel cumpleaños cuando comí mi primer pastel de zanahoria con Papá y Mamá, en Tonks y Sirius bailando aquella noche a mi lado.

Pero mi vista se enfocó solamente en el fuego color rojo que comenzaba a inundar el lugar, aquel color que no había tenido sentido en mi vida, que nunca me había gustado hasta el día que vi el cabello de William Weasley. Recordé el olor a canela de su cabellera, en mis manos paseando por sus cabellos rojizos y en este color sutil que tenían sus labios cuando tomaba su siesta: Poco a poco mis ojos comenzaron a ceder ante este cansancio con la imagen de Bill en mi mente.

Sentí una molesta luz blanca y mis ojos comenzando a abrirse, me percaté de que mi espalda se encontraba en una superficie plana y pude notar como una sensación de rigidez aparecía en mi cuello. Lentamente me anime a mover mis dedos que parecían haber estado en una misma posición, se sentían adormecidos.

To be so lonely || Bill Weasley.Where stories live. Discover now