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Si fueras un sueño, te llamaría un adorable y triste y sueño

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Si fueras un sueño, te llamaría un adorable y triste y sueño.

¿Por qué lo dices con esa dulce voz?

"Eres mi mejor amigo".


Bang Yedam conoce a Kim Doyoung desde que tiene memoria.

A los seis años Yedam era un niño alegre; usaba el cabello largo, sus ojitos eran rasgados, y sus dientes pequeñitos, aunque le faltaba uno de sus incisivos inferiores siempre sonreía en grande cuando su mamá lo premiaba con snacks y le compraba libros nuevos. Además, gracias a la caída de su diente el "ratoncito pérez" lo había visitado, dejándole como regalo el balón de fútbol que tanto quería.

Era un día bonito, soleado, de esos en los que podía correr hasta cansarse, y luego llorar hasta que lo dejarán hacer un gran baño de burbujas con sus patitos de ule. Pero sus planes eran distintos, iba a estrenar su nuevo balón, así que salió a jugar en el patio, con todo y el atuendo de futbolista.

Él era un niño fuerte, por lo que luego de jugar un rato, y tras una patada, su balón fue a parar en la casa de al lado. Se asustó, sin saber que hacer, ¿Sus vecinos serían malvados y no le regresarían su juguete? ¿Sus padres lo regañarían? ¿El hada de los dientes lo pondría en la lista negra?. Miles de preguntas se formaron en su cabecita, hasta que escuchó el llanto de un pequeño; aquel sollozo sonaba demasiado triste, por lo que el castañito empezó a preocuparse, pidiéndole a su mamá que lo acompañará a averiguar.

Lo cierto es que la Señora Bang ya había tenido la oportunidad de conocer a sus nuevos vecinos, los Kim, quienes según sabía, tenían un niño más o menos de la edad de Yedam.

Bang recuerda con claridad a aquel pelirrojo chiquito de mejillas gorditas que lo miraba con ojos brillosos escondido detrás de las piernas de su madre, y a esa mujer de cabellos dorados explicándole que su hijo, Doyoung, había tardado días en construir su casita de bloques, y que la pelota consiguió arruinarla, pero que no tenía que disculparse realmente.

 Yedam igualmente dijo que lo sentía incontables veces, con muchas reverencias, pero eso no eliminó el sentimiento de tristeza por como las mejillas del niño estaban llenas de lagrimitas.

Doyoung parecía un pastelito, y los pastelitos no lloraban, al menos él nunca había visto uno llorando.

Cuando iba de regreso a su casa, recordó la vez que perdió su conejito de felpa, lloró mucho, hasta que su hermano mayor, como un súper héroe, le había preparado leche de fresas, haciéndolo sentir mejor.

Él quería ayudar al niño a sentirse mejor.

Corrió rápido a la habitación de su hermano, gritando un "Hyung, enséñame a ser un héroe".

Best Friend ─ dodamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora