Capítulo 8

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Me desperté sobresaltado. No tenía ni idea de la hora que era, pero ya había salido el sol y sabía que me había perdido mi carrera matutina con Liam.

Liam.

Entonces me acordé. Y la angustia regresó a mi pecho.

No estaba seguro de si había ido a alguna parte. Había tenido el lujo de no darme cuenta mientras dormía. Con un suspiro, me levanté de la cama, me duché y fui en busca de café. Era más tarde de lo que pensaba, y me perdí el turno de desayuno. No es que me importara. También había perdido la posibilidad de encontrarme con Liam o Louis, y francamente, no estaba preparado para ver a ninguno de ellos. Así que caminé en línea recta, bajé los escalones de piedra y llegué a la playa. Y caminé. Y seguí caminando hasta que dejé de pensar y mi cabeza estaba llena del aire salado y el sol de Florida. A media tarde, cuando volví al hotel, estaba empezando a sentirme bien. Hasta que vi a Louis. Estaba detrás de la barra, cortando fruta para preparar las guarniciones. Sus ojos se iluminaron cuando me vio, entonces, como él tanbién recordó la noche anterior, se le cayó la cara. No era propio de él fruncir el ceño. Tenía la intención de ir directamente a mi habitación, pero su voz me detuvo.

—¿Harry?

Me volví para enfrentarme a él. Su cabello castaño estaba desaliñado como siempre, pero sus ojos estaban tristes y yo no podía alejarme de él. Volví al bar y me senté. Había otros clientes alrededor y nadando en la piscina, pero el bar estaba vacío.

—Lo siento... —Dijo en voz baja—. Todavía no sé qué pasó. —Sacudió la cabeza y arrugó la frente.— Nos lo estábamos pasando muy bien, y había calor e intensidad, entonces... —Se encogió de hombros—... Y luego Liam... Y luego se acabó. — Asentí, sin saber realmente qué decir. —Lo siento. —Dijo de nuevo—. Sólo deseo... —Estaba intentando encontrar las palabras adecuadas. No era propio de Louis estar tan desgarrado—. Ojalá me hablara.

—¿Liam no quiere hablar contigo? —Louis negó con la cabeza.

—No sobre lo que pasó. Quiero decir, sé que algo pasó durante el sexo. Tubo que pasar. Todo estaba bien antes. —Asentí.

Él tenía razón. Lo había visto. Lo había visto en los ojos de Liam. En el momento en que me miró, con Louis entre nosotros, Liam me miró fijamente. ¿Pero cómo le decía esto a Louis? ¿Cómo le podía explicar que su novio, el hombre que obviamente amaba, me había mirado exactamente igual que a él?

La respuesta era obvia. No lo podía hacer. La verdad era que me iba. No significaba nada para ellos más que un poco de diversión temporal. Yo sólo era una tercera rueda para jugar durante mi estancia. Esa era la verdad. No era lo que mi corazón me decía. No era lo que mi corazón quería. Pero la verdad es que yo no formaba parte de su relación.

Miré a Louis, justo a tiempo para ver su mirada sobre mi hombro. Me di la vuelta para ver a Liam de pie en el vestíbulo observándonos, pero se giró sobre sus talones y caminó en la otra dirección. Miré a Louis. Estaba frunciendo el ceño otra vez. Se veía miserable. Tomó el cuchillo y volvió a preparar sus guarniciones, pero parecía que sólo lo hacía para hacer algo con sus manos.

Necesitaba saberlo, necesitaba oírlo, me aclaré la garganta para poder preguntarle.

—¿Sobre esta noche...? — Louis sólo cortó una rebanada de naranja antes de volver a bajar el cuchillo y se le cayeron los hombros. Su silencio y su incapacidad para mirarme fueron respuesta suficiente. Me levanté mecánicamente y asentí. Entendí. Joder. Todo se había terminado. Una cosa era suponer. Otra era que lo confirmaran. Tal vez fue el hecho de que no había dormido mucho la noche anterior, o tal vez fue la pesadez que se asentó en mi pecho y se filtró en mis huesos. Porque a pesar de los sonidos de la noche del domingo, de la música, de las risas y la vida fuera de la puerta de habitación, y a pesar de que la cama estaba demasiado vacía, dormí.

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