Capítulo 2

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Observo mi celular esperando que el semáforo peatonal cambie a verde.

Cupido / 18:45

"Nombre: Marco

Edad: 25 años

Lugar: Restaurante Deluxe

Hora: Ya deberías haber llegado

Identificador: Lleva un ramo de flores"

D de Diana / 18:50

"¿En qué momento te cambiaste de nombre en mi celular, Jason?"

Cupido / 18:50

"Cupido no revela sus secretos 🙄"

D de Diana / 18:50

"¿Mar te ayudó cierto?"

Cupido / 18:51

"Shhh"

"¿Ya llegaste? Deberías haber estado ahí hace veinte minutos"

Veo que la luz del semáforo cambia y cruzo mientras tecleo una respuesta.

D de Diana / 18:51

"Ya casi, estoy a una cuadra. Se me hizo tarde en el trabajo y caminar con tacos no es lo mío"

Cupido / 18:51

"Creo que te refieres a correr 😂"

"¿Leíste el primer mensaje?"

D de Diana / 18:52

"Sí sí, Nombre, flores, Deluxe."

"Ya llegué, no olvides pasear a Sherlock"

Cupido / 18:52

"Cupido se encarga"

Guardo mi celular en mi bolsillo y suelto el aire que tenía contenido.

Ahora que no tengo ninguna distracción siento mi corazón como en una maratón.

No pensé que me pondría tan nerviosa por una cita. Ni siquiera me pude concentrar en el trabajo por tener la mente en este momento.

Respiro intentando calmarme y abro la puerta.

—Restaurante Deluxe, cocinar es nuestra pasión. ¿En qué puedo ayudarla? —me pregunta el recepcionista.

—Eh —miro al chico algo nerviosa.

¿Habría alguna reservación? Probablemente, el lugar es algo caro. Doy un suspiro intentando pronunciar algo.

—Cita —siento mis mejillas calentarse al soltar solo una palabra—. Quiero decir, me iba a encontrar con alguien aquí. Se llama Marco.

—Me temo que necesito un poco más de información —Oliver, según leo en su gafete, me tiende una sonrisa conciliadora—. ¿Sabe su apellido o algo con lo que podamos identificar a la persona?

—Eh, sí —abro el chat con Jason y lo deslizo hasta el primer mensaje que me envió hoy—. Trae un ramo de flores.

—¿Algo un poco más específico?

—Eh... solo me dieron ese dato, además del nombre —miro mis zapatos algo avergonzada, esto de las citas a ciegas fue una mala idea.

—¿Qué sucede, Oliver? —le pregunta una chica acercándose.

—La señorita iba a encontrarse con alguien aquí, pero solo le dieron el nombre y que traía un ramo de flores.

—Oh —me observa haciendo una pequeña mueca—, ¿cita en Venus?

Chocolate, vainilla y carameloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora