Oye, sigue mi voz©《Laliter》✔

✾XXXVII✾

Me alegra decir que el viaje de regreso en la camioneta de Peter no es incomodo. De hecho, Gastón no para de hablar de todas las locuras de la fiesta, es como si él supiera que en el momento en el que el silencio reinará entre nosotros sería incomodo. Daniela se dedicaba a mirarlo cuando él no se da cuenta y Valeria solo ríe ante sus locuras.

Bien, Gastón, gracias por salvarnos de la incomodidad de la situación.

En cuanto a mí, voy en el asiento del copiloto con Peter a un lado manejando, riendo de vez en cuando con las cosas que dice Gastón. Evito mirarlo tanto como puedo porque cada vez que mis ojos caen sobre él, solo puedo pensar en su rostro cerca del mío y la sensación de sus suaves labios contra los míos y estoy segura de que me ponga roja.

Mi corazón no ha tenido un ritmo normal desde que me monté en su camioneta pero he mantenido la calma. Inquieta, ojeo a Peter y ese exacto segundo él me echa un vistazo y nuestras miradas se encuentran por un segundo. Sus labios se curvan en una sonrisa de complicidad antes de volver a mirar el camino frente a él.

Siento ese hormigueo familiar en mi estomago y pongo mi mano sobre el mismo. Jamás pensé que los sentimientos podrían hacerte experimentar tantas reacciones físicas.

La primera que dejamos en su casa es a Valeria porque viví llegando al estadio así que mi plan de cupido está funcionando hasta ahora. Y en el estadio, Peter se estaciona y Gastón se baja, seguido de Dani. Yo bajo el vidrio de mi lado para hablarles.

—Llévala a casa —le guiño el ojo a Gastón, o bueno, eso intento, nunca he podido hacerlo bien.

Gastón me da una mirada extrañada.

—¿Qué le pasa a tu ojo?

Me aclaro la garganta

—Buenas noches —le susurro solo para que él me oiga— cangurito.

—Lali

Subo el vidrio, soltando una risita malvada. Cuando me enderezo en mi asiento, siento la mirada pesada de Peter sobre mí.

—¿Conocías a Gastón de antes? —su voz es neutra, y se que se refiere si lo conocía de antes de empezar la preparatoria.

—Eh, algo así.

—¿Algo así? —Peter levanta una ceja?

—Es una larga historia —le respondo, dándome cuenta de que estamos solos.

Estamos solos otra vez, y la última vez que eso pasó, terminamos besándonos. Peter no dice nada más y comienza a manejar después de que le doy mi dirección. El olor de su colonia se mezcla con el aroma del ambientador que tiene colgando del vidrio retrovisor. Tomo una respiración profunda y la dejo salir, sonando como un largo suspiro.

—¿Qué tal tu primera fiesta? —me pregunta Peter, girando el volante al cruzar en una calle y detenerse, estacionándose frente a mi casa.

—Nada mal, chocolate caliente, una pelea, una nueva amiga y... —trago grueso pero no digo nada más.