Nuestras vidas y los recuerdos que tenemos de ella podrían definir quiénes somos, para algunos. Para otros, lo que estamos destinados a ser. Pero para _____, que solo se había dedicado a disfrutar cada momento, no había algo que pudiera definirte como persona además de las decisiones que tomas. Quizá tenía esa manera de pensar debido a la crianza de Erwin. Quizá era algo que simplemente había heredado.

Sin embargo, si decidía pensar en su infancia, se daría cuenta de que era un recuerdo bastante solitario. Tenía la buena o mala suerte de recordar con bastante claridad a partir de su primer o segundo año. Recordaba algunas noches durmiendo en la cama de Erwin, mientras él se acomodaba en el suelo. Recordaba los días en que lo miraba entrenar sin cansancio. Cuando muchos soldados salían y poco más de la mitad regresaba. Recordaba no entender aquella situación, pensar que quizá habían ido a visitar a su familia.

Se preguntaba, incluso, si su padre decidiría ir a visitar a algunas personas y no regresar al igual que los otros soldados. Aunque supo que no cuando decidió preguntarle y el rubio se echó a llorar, abrazándola y diciéndole que nunca abandonaría a su niña. Pidiéndole perdón por no poder darle la vida que merecía, diciéndole que haría lo posible por evitarle cualquier dolor.

Sin embargo, no lo cumplió.

Era duro recordar el día que Erwin decidió llevarla a una revisión médica al centro de las murallas, con dos pequeñas maletas en mano. Había sido un viaje largo, la niña de 3 años estaba muy cansada para el momento en que llegaron con el médico que la revisaría debido a un resfriado que tenía desde hacía días. Su padre le había prometido llevarla conocer a Nile Dawk, a quien le había presentado como su tío. Comieron los tres juntos, incluso la llevaron a jugar al lado del gran canal que atravesaba la cuidad. Pero cuando la noche comenzaba a caer, el corazón de Erwin comenzaba a romperse.

Pero le habían dado un ultimátum. Keith Shadis no podría soportar tener que explicarle a la niña por qué su padre no había regresado un día. A pesar de que el entonces comandante la adoraba, al igual que todos en la legión, no era humano que una niña tan pequeña tuviera que presenciar tragedias.

"Encuentra una familia, o yo mismo le encontraré una", le había dicho dos semanas atrás. No soportaría que cualquier persona cuidara de su niña. ¿Cómo estaría seguro de que la cuidarían?, ¿que eran buenas personas?, ¿que lo dejarían visitarla?

Había escrito una carta esa misma noche, mientras _____ dormía en su cama. Una carta dirigida a Nile, explicándole su situación y pidiéndole que la cuidara. Rogándole. Ofreció incluso darle todo su sueldo si era necesario. Era una carta de dos páginas, dos páginas en las que ciertamente ponía su corazón y vida entera. Aclaró que él la visitaría de vez en cuando, pero también pidió que si llegaba a faltar, la cuidara como si de su propia hija se tratase. Había llorado casi una hora mientras escribía y después.

La respuesta de su amigo fue positiva. No le pidió dinero ni condiciones extra. Lo único que había escrito como cláusula fue: "no mueras, por favor".

Habían llegado a la casa del policía, donde su esposa los estaba esperando con la cena y una recamara lista para la pequeña. Esta última, a pesar de su cansancio, tomaba de la mano a Erwin para señalarle y mostrarle todo aquello que le llamaba la atención. La casa grande de Nile, las flores de las ventanas, las luces nocturnas que se reflejaban en el canal.

Pero cuando vio el rostro de su padre al llegar a la puerta, cuando se agachó hasta estar a su altura y acarició su cabello, supo que algo andaba mal. ¿Estaría molesto porque su resfriado no se iba?, ¿porque había jugado mucho con las aves?, quizá estaba celoso porque había abrazado mucho al señor de cabello negro. Sería tonto de su parte, ¡era su papá!, ella solo lo quería a él.

Recuérdame [Levi x Reader] - Renovando, 2021Where stories live. Discover now